Fútbol - Primera División

Modric gana como el Cid

El croata, cuyo dorsal tomará Mbappé, resuelve con su magia el atasco blanco

Modric celebra el gol
de la victoria.   | // JAVIER LIZÓN

Modric celebra el gol de la victoria. | // JAVIER LIZÓN / Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

Adonde no alcanza el fútbol llega el talento. Luka Modric, al que se da por amortizado en el Bernabéu y cuyo dorsal lucirá la próxima temporada Kylian Mbappé, rescató al Madrid frotando la lámpara y convirtiendo un rechace de la zaga sevillista en un gol que le quita a Ancelotti un peso de encima en un encuentro venenoso en el que los de Quique ofrecieron un perfil serio e incluso dispusieron ocasiones para sacar un mejor botín.

Partido con ambiente festivo, de esos que no gustan nada a Ancelotti, con los homenajes a Sergio Ramos en su regreso al Bernabéu y con el saque de honor del madridista Ilia Topuria, el campeón del mundo de la UFC. Nueve minutos tardó Ramos en pasar de leyenda a villano. Los que tardó en marcar el Real Madrid, por medio de Lucas Vázquez, en una jugada en la que Nacho tocó el tobillo de En-Nesyri previamente y el gol acabó siendo revisado en el VAR. Y Ramos lideró las protestas de un Sevilla que al final vio cómo el tanto era anulado.

Era el inicio de un partido más trascendente tras la goleada de un Barça que se situaba a cinco puntos, a la espera de lo que hicieran Madrid y Girona. Quizás en eso pensó Ancelotti cuando protestó airadamente a Díaz de Mera al anular el gol.

El Sevilla se plantó en el Bernabéu con Isaac Romero y En-Nesyri arriba junto a Ocampos y plantando un trivote en la medular con Sow, Óliver Torres y Soumaré. Solidarios atrás y afilados arriba, algo que inquietaba a un Carletto que se mostró inusualmente activo desde el primer minuto. Una ocasión en el primer minuto de En-Nesyri confirmó sus sospechas de que el partido sería de digestión difícil.

Ancelotti puso lo que tenía. Sin referentes arriba, el Madrid atacaba en diagonales desde las bandas por Vini y Brahim, mientras Rodrygo se asociaba por dentro. Un ataque de ‘merodeadores’ que Sergio Ramos y Bade controlaban con suficiencia. El partido transcurría trabado, con mucha protesta y un Díaz de Mera que perdió la autoridad al quedar condenado por el VAR en el gol de Lucas. Lo que los jugadores aprovecharon para tratar de condicionar sus decisiones.

Se abrazaba el Sevilla al empate y el Madrid se encomendaba a una genialidad que no llegaba. La más clara en el primer tiempo fue un zapatazo de Valverde que Nyland sacó con una buena mano. Al descanso, el Sevilla de Ramos desquiciaba al Madrid con ayuda de Díaz de Mera en un duelo con más tensión que fútbol.

Comenzó la segunda parte más abierta con un intercambio de golpes que abrió un remate con la pierna de apoyo de Valverde al palo. De nuevo el uruguayo, llegando bajo el radar, era el atacante más incisivo de los blancos. Sin delanteros arriba, el gol solo podía firmarlo un llegador. Valverde, Lucas, los extremos o alguien a balón parado.

El Sevilla respondió con una ocasión clamorosa de Romero que sacó Lunin milagrosamente con la rodilla. Y luego el Madrid enlazó una de Rodrygo y dos de Vinicius. Navas estaba desbordado y los brasileños se asociaban en su carril para generar superioridad y arrancar desde allí las estampidas. Goteaban las ocasiones encendiendo el Bernabéu y subiendo las pulsaciones.

Y en esas Díaz de Mera, que llevaba una noche complicada, se lesionó y dejó su lugar al cuarto árbitro. Carlos Fernández Cuervo asumió el ‘marrón’ de dirigir un partido tenso en el que había mucho en juego y venía cruzado por la anulación del gol de Lucas. Asturiano y profesor de profesión, el joven toreó un miura con naturalidad. Quique puso piernas y pulmones nuevos para recuperar terreno y sacar al Madrid de su área, y Ancelotti apostó por meter a Modric en el medio retrasando a Tchouameni a la zaga. El Sevilla estaba contento con el panorama de partido que había y los de Carletto seguían buscando la fisura en la zaga sevillista. ,

Ramos tapaba todas las vías de agua de la defensa visitante cuando una pelota cayó en los pies de Modric, que en el control se sacó de encima a Soumaré y sacó un disparo que acarició el palo por dentro entrando en la portería de Nyland, que solo pudo verla pasar. Se quitaba un peso de encima el Madrid con otra obra maestra del croata, que deja a los blancos cómodamente instalados en lo alto de la tabla.