Sabotaje al Mecalia Guardés

Un final amargo (por la ventaja desaprovechada en el segundo tiempo) y polémico (por la decisión arbitral que condicionó el desenlace) rompieron la racha del Mecalia Guardés en su pista ante el Costa del Sol Málaga que ofreció muchas de las razones por las que han llegado a estas alturas en el primer puesto de la clasificación. El partido acreditó con creces el interés despertado.

Vayamos al desenlace, que es donde se le dio el último toque al guiso que se fue cocinando durante toda la mañana. El Costa del Sol había sido capaz de sujetar el intento del Guardés de romper el partido (20-16 cuando restaban poco más de veinte minutos para el final). Era todo consecuencia del buen trabajo defensivo de las gallegas (imperial Sempere en la portería) y de un apreciable juego de ataque en el que había brillado por encima de todo Cecilia Cacheda en la dirección y también en la finalización.

Pero las malagueñas, tras un tiempo muerto, ajustaron su defensa y encontraron con más facilidad recursos en ataque. El choque se ajustó al máximo para entrar en unos locos últimos cinco minutos con 25-25. En ese momento la guardesa Estela Doiro abrió su cuenta anotadora (25-26) al que respondió Cacheda con un gran lanzamiento en apoyo. Málaga respondió con otro tanto y el Guardés falló por medio de Pauli.

Con 26-27 las andaluzas tuvieron un lanzamiento de siete metros que podía haber liquidado el partido con un minuto por delante, pero Arderius lo lanzó al palo. Con cuarenta segundos por delante el Mecalia armó un buen ataque que María Palomo convirtió en el empate. Faltaban veinte segundos y la bola correspondía al Málaga. El Guardés defendió con fiereza y provocó un golpe franco a falta de cinco segundos para el final.

De repente, el fogonazo. El Málaga quiso lanzar antes del pitido final y el balón se estrelló contra la defensa gallega. Las de Cristina Cabeza comenzaron a celebrar el trabajado punto cuando llegó el jarro de agua fría. Los árbitros interpretaron que Palomo había incurrido en sabotaje pese a que no estaba en la dirección del lanzamiento final porque no guardaba los tres metros reglamentarios. Eso suponía la roja y un lanzamiento de siete metros con el reloj a cero.

Miradas de incomprensión, una decisión más que discutible que puso el partido en manos de Arderius (muy discreta en los lanzamientos hasta el momento por el buen trabajo de Sempere y su propio desacierto) que esta vez no perdonó y colocó el balón fuera del alcance de la portera del Mecalia. Así se acabó un partido lleno de alternativas y en el que al Guardés le faltó aplomo en el tramo complicado del segundo tiempo para proteger lo que tanto le había costado conseguir. Luego llegó una decisión difícil de justificar por parte de los árbitros que las dejó sin un punto que valía oro puro.