Golf: Masters de Augusta

Rahm honra la memoria de Seve

El vasco gana su primer Masters el día del aniversario del cántabro, su gran referencia y de quien ha heredado talento y carácter | El domingo dio un recital de solidez

Juan Carlos Álvarez

Juan Carlos Álvarez

El día que Severiano Ballesteros hubiera cumplido 66 años, Jon Rahm honró su memoria para convertirse en el cuarto español que se coloca la chaqueta verde en el campo que hace más de cien años creó el gran Bobby Jones. Las manos y la cabeza del jugador de Barrika son las responsables de esta nueva hazaña del golf español, pero la sombra de Severiano Ballesteros sobrevoló una vez más. Poco después de que Rahm cerrase el último recorrido se cruzó con un emocionado José María Olazábal y ambos se fundieron en un eterno abrazo. “El primero de muchos”, le dijo su mentor. Y la siguiente frase lo explica todo: “Tenía que ser hoy”. El recuerdo al aniversario del cántabro. Ese es su mayor legado, que todos sus “hijos” saben que están ahí en gran medida porque un chico salido de Pedreña desafió a la lógica para convertirse en el hombre que removería los cimientos del golf. Seve está siempre en la memoria de Rahm, en su estilo, en su ambición. Es el español que más se parece a él de todos los que comenzaron a jugar a este deporte movidos por su ejemplo. Olazábal y Sergio García, pese a su enorme relevancia, han sido diferentes. El vasco parece haber sido moldeado siguiendo el ejemplo de Ballesteros, de esa pasión para hacerlo todo y esa capacidad para sacar el talento cuando más se necesita. Como en el hoyo catorce del domingo cuando en una situación algo comprometida (aunque en ese momento el torneo no parecía correr peligro) se sacó un golpe magistral por bajo desde fuera de la calle y debajo de los árboles que no solo alcanzó el green sino que jugó con su contorno para dormir a dos metros del hoyo. Fue el golpe que solo hubiera imaginado Ballesteros, el que acabó de sepultar cualquier esperanza en quienes aún soñaban con un final igualado. Es hermoso que el torneo hubiese quedado sentenciado por un golpe que llevaba el sello de Ballesteros.

Sergio García.

José María Olazábal, con su chaqueta verde en Augusta. / juan carlos álvarez

Augusta se lo debía de alguna manera a John Rahm. Desde su debut en 2017, el año de la victoria de Sergio García, había acabado entre los 10 primeros en cuatro de sus seis participaciones, con un cuarto puesto como mejor clasificación en 2018. En esta edición llegaba al torneo como uno de los favoritos, después de una espléndida temporada con tres victorias en el PGA Tour. Desde el primer día lo confirmó con un golf sólido que fue dejando atrás a sus rivales de forma inclemente pese a que contó con el serio hándicap de enfrentarse el jueves y el viernes a lo peor del temporal que azotó Georgia y que obligó a suspender la jornada del sábado. Mientras los rivales se desmoronaban bajo el aguacero, Rahm fue construyéndose la oportunidad para pelear por la chaqueta verde el fin de semana. No solo fue una prueba para sus manos sino sobre todo para su cabeza. La determinación por delante de todo, la resistencia como arma infalible. Así fueron cayendo todos sus rivales.

Jon Rahm, con la chaqueta verde, el pasadodomingo.

Sergio García, con la chaqueta verde. / FDV

El último que cedió fue Brooks Koepka, que llegó en cabeza al último cara a cara. El duelo, además, enfrentaba a los dos mundos en que se ha dividido el golf desde que aparecieron los petrodólares de Arabia Saudí, y que se ha puesto de manifiesto en los prolegómenos de este Masters. El estadounidense, ganador de dos Abiertos de EEUU y dos campeonatos de la PGA, es la principal estrella del LIV Tour, el nuevo circuito saudí, mientras que Rahm se ha mantenido fiel al PGA Tour y ha defendido las esencias del golf pese a que los árabes le han tentado con propuestas económicas delirantes.

Quiso el destino que los principales representantes de los dos mundos se viesen la cara en una extenuante última jornada. Porque el domingo hubo programa doble, treinta hoyos para los dos primeros clasificados después de la suspensión del sábado cuando el cielo caía sobre Augusta. Por la mañana se completó la tercera ronda en la que Koepka mantuvo sus dos golpes de distancia sobre Rahm. Ambos firmaron una tarjeta de uno sobre el par, con 73 golpes, pero el golfista de Barrika se había mantenido en la pelea por el título ante la cuarta vuelta que se iba a disputar unas horas después y que iba a medir la resistencia de ambos.

Carácter

Ahí emergió entonces el carácter de Rahm, implacable, sin dar tregua a su rival aunque es cierto que se le vio algo indeciso en los dos primeros hoyos. Flaqueó Koepka con tres bogeys en los nueve primeros hoyos de esa vuelta final, en el que se le escaparon dos pares 3. El León de Barrika, mientras, iba a lo suyo con dos birdies en los hoyos tres y ocho. Ese hoyo tres marcó el devenir de la partida porque, paso a paso, le dio la vuelta al marcador en solo ocho hoyos, donde recuperó cuatro golpes sobre el estadounidense. Solo cedió un bogey en el nueve en un putt que se le escapó cuando parecía relativamente fácil. Pero en ese momento Rahm ya caminaba por Augusta como si estuviese en el jardín de su casa. Solidez por encima de todo en un campo lleno de bonitas trampas.

El español Jon Rahm gana su primer Masters, en imágenes

Jon Rahm y Brooks Koepka. / AGENCIAS

Al salir indemne del famoso Amen Corner, con dos pares y un birdie en el Azalea (el hoyo más mítico de Augusta), sabía el León de Barrika que tenía la chaqueta verde esperándole en la casa club. Y más cuando firmó otro birdie en el hoyo 14, con un majestuoso golpe fuera de calle y bajo los árboles. El mejor de un día en que estuvo enormemente firme en el approach y solo pareció titubear cuando tenía el campeonato más cerca. Koepka, que fue dando tumbos durante buena parte de la tarde, se recuperó algo con tres birdes en los hoyos 13, 15 y 17, pero un bogey en el 17 lo hundió definitivamente con una tarjeta de 75 golpes, tres sobre el par. Acabó compartiendo el segundo puesto con el eterno Phil Mickelson, de 52 años, que firmó 65 golpes, el mejor resultado de la última vuelta.

Rahm honra la memoria de Seve

Jon Rahm, con la chaqueta verde, el pasado domingo. / Justin Lane

Rahm llegó al 18 con el Masters en el bolsillo, pese a una salida que fue a los árboles y luego de rebote hacia atrás. Jugó incluso una bola provisional por si no encontraba la primera. Fue una anécdota porque acabó el hoyo con otro par y un total de 69 en su último recorrido. El Masters era suyo. Y el beso de su mujer Kelly y sus hijos Eneko y Kepa fue la primera manera de celebrarlo en el mismo green. A sus 28 años está llamado por la madurez de su juego a sumar más Majors a su palmarés. Sumó el segundo 40 años después del último Masters de Seve Ballesteros. Para el cántabro fue el final de su emotivo discurso en el que agradeció a todo el mundo que le ha ayudado a estar en esa situación (caddie, rivales, organización de Augusta, familia, amigos...). Ejemplar en el campo y también fuera de él. Dejó para el cierre el homenaje que nunca olvida a quien ha sido el espejo en el que le gusta verse: “Feliz Pascua a todos...y descanse en paz Seve”. 

José María Olazabal. | // JUSTIN LANE

Severiano Ballesteros, con la chaqueta verde. / juan carlos álvarez

[object Object]

Jon Rahm se convirtió el domingo en el cuarto español capaz de lograr la hazaña de ganar el Masters de Augusta tras Severiano Ballesteros, José María Olazábal y Sergio García. ‘Seve’, fallecido en 2011 y uno de los mejores golfistas de todos los tiempos, ganó este torneo en 1980 y en 1983. A él se sumó Olazábal, que se vistió de verde en 1994 y en 1999. Hubo que esperar 18 años para que España volviera a triunfar en el Augusta National, de la mano de Sergio García en 2017 después de un angustioso play-off de desempate con Justin Rose. Solo ha habido que esperar seis años para disfrutar de otra victoria en Augusta de un jugador español. Rahm inicia ahora su era en la que, por su estilo y forma de jugar, parece que no será la última vez en su carrera que esté en la pelea por conquistar el torneo más prestigioso del mundo junto con el Open Británico.

Suscríbete para seguir leyendo