Balonmano

Carratú, en las encrucijadas

La portera, clave en la remontada liguera y en la clasificación para la final europea del Mecalia Guardés | “Quiero disfrutar lo que estoy viviendo. No tengo nada claro”, indica sobre la proximidad de su retirada

Carratú intenta detener un contragolpe del Bera Bera.

Carratú intenta detener un contragolpe del Bera Bera. / TAMARA ALONSO (SPORTCOECO)

Armando Álvarez

Armando Álvarez

Cada acción de cada partido constituye una encrucijada del destino. Cientos en decenas sobre milímetros y milésimas. Las hay, con todo, que se dirimen sobre el abismo. Cuartos de final de la Copa Europea. El Mecalia ha ganado en Madeira 26-30. Un marcador engañoso, hasta cierto punto. Lo demuestran las portuguesas. En la ida casi han equilibrado la diferencia. El tiempo se agota, con 21-24, cuando Joana Pires cabalga en solitario al contragolpe. El gol previsible de la lateral enviará la eliminatoria a la tanda de penaltis. Ya puede saborearlo en ese pulso personal cuando la mano de Marisol Carrarú se eleva hacia la escuadra derecha e intercepta el balón. Suena la bocina. A Sangriña suspira y celebra.

“Yo tampoco era consciente de lo que nos estábamos jugando. No sabía que si metían el gol nos íbamos a siete metros”, recuerda la portera y capitana. “No lo venía haciendo bien. Hubo opciones que eran mías y terminaron entrando. Yo sentía que le debía eso a mis compañeras. Era el momento de decir: ‘Tranquilas’. Había que aparecer en el momento clave”.

“Fue estudio. Toda la semana nos estuvieron diciendo que la jugadora lanzaba a ese palo”, revela Carratú. “En situación de última pelota, que definía todo, la jugadora muchas veces no piensa. Va a tiro fijo, a su lugar de confianza. Como portera sabía que lo iba a lanzar ahí. Para eso entrenamos”. Con esa combinación de talento y ciencia, de intuición y trabajo, afronta la argentina sus dilemas.

El Mecalia Guardés hace historia en Europa

Marta G. Brea

Carratú es una figura esencial para el Mecalia Guardés en su historia moderna y en la ilusión del instante. Ella y África Sempere, de ida y vuelta, son las únicas heroínas del título liguero de 2017 con contrato en vigor. La portera ha sido clave en la remontada de esta campaña. Esa parada ante el Madeira condujo a las semifinales contra el Elche, definidas con éxito el pasado sábado. El Mecalia se jugará el cetro continental contra el Antalya turco. Se ha clasificado para la fase final de la Copa de la Reina. Acaricia el play off de la Liga Guerreras. “Hay tres frentes abiertos. Somos conscientes de que podemos competir. Tenemos bastante mérito por cómo veníamos haciendo las cosas”, resume Carratú.

Venía el Mecalia de su ejercicio más complicado desde el ascenso a máxima categoría en 2012. José Ignacio Prades, tras un lustro exitoso en el banquillo, aceptó dedicarse en exclusiva a la selección española femenina. Su ayudante, Abel González, asumió esa pesada herencia. Otro cruce en el laberinto. Con A Sangriña en obras, además, el equipo arrancó entre el exilio de Tui y la concentración de salidas en el calendario. No esperaba el club, con todo, un cambio de ciclo tan áspero. “Al fin y al cabo la base estaba. Nos costó un montón”, analiza Carratú. “Es verdad que tuvimos lesiones al principio de temporada. También el tema del pabellón nos hizo cambiar el ritmo de vida. No son excusas. Simplemente son cosas que no se pensaba que podían pasar. No fuimos capaces de darle la vuelta”, lamenta.

“El día de la destitución de Abel fue durísimo”, recuerda la capitana

El curso de los acontecimientos giró el 6 de febrero. La directiva destituyó a Abel González. El único despido en esos once años en División de Honor. Ana Seabra, su ayudante, tomó el mando. Desde entonces, cinco triunfos consecutivos en Liga, secuencia solo frenada por el líder Bera Bera el pasado miércoles, para escapar del play out de permanencia. Y galopada gloriosa en Europa. “Explicarlo, no sé. Nunca hubo miedo, pero sí incertidumbre. Una clave importante fue la unión del equipo. A pesar de que pasaban cosas en el exterior, nosotras estuvimos unidas como grupo. Por más que hubiese tormenta, siempre tiramos hacia delante”, sostiene Carratú. “Hubo días complicados, como el de la destitución de Abel. Sentimos que no le podíamos ayudar a mantener su puesto de trabajo. Fue durísimo. Tuvimos que plantar cara”. De Seabra destaca: “Ana nos aportó su experiencia como exjugadora. En su bagaje deportivo ha vivido situaciones así. Nos decía cositas para motivarnos. Nos ayudó a seguir juntas”.

“Influyó que de golpe cada una empezó a tener un poco más de rol y se vio capaz de aportar su granito de arena”, abunda. “Había más rotaciones, necesarias porque teníamos muchos partidos. La que salía a la pista sabía que tenía que aportar porque lo necesitábamos. Esa necesidad hizo que cada jugadora aportase. Se demostró en los resultados”.

Encadenar partidos en A Sangriña también ha ayudado. “A los rivales le cuesta jugar acá. No lo pasan bien. No se sienten cómodos. No es porque la afición se ponga en contra, es respetuosa, sino por el ambiente. Es una olla a presión. Si no tienen experiencia, de bagaje en pabellones así, te juega en contra”.

A Sangriña pesará en esa final europea contra el Antalya. Será a doble partido, los días 29 de abril y 6 de mayo. “Muchas compañeras ya estuvieron echando un ojo”, indica Carratú sobre el rival. “Eliminaron (en octavos) al Benfica, uno de los equipos más fuertes de Portugal. Te da un toque de alerta. Es una final. Llegaron los dos mejores. Debemos ser conscientes. No será fácil. Batallaremos hasta el último momento”.

Todo se decide en las próximas semanas. También el futuro de Marisol Carratú. A sus 36 años, otra encrucijada se aproxima. “Hay una realidad. En A Guarda se vive muy bien, pero la carrera deportiva se acaba. Una tiene que ver el futuro. No tengo todavía nada claro”, confiesa. Quizá, en resumen, no importe tanto elegir el camino en las encrucijadas como gozar de cada paso: “Quiero disfrutar lo que estoy viviendo y aprovechar el momento al cien por cien. Ya tomaré una decisión. El pueblo se merece los resultados que esperamos regalarle”.

Suscríbete para seguir leyendo