La desgracia se ceba con María Araújo

Faltaban veintinueve segundos para finalizar el partido entre Perfumerías Avenida y Girona de la Euroliga femenina. Resuelto desde poco antes porque las salmantinas dominaban con un margen de diez puntos. En una jugada ya intrascendente María Araújo trata de penetrar, se frena, una rival choca con ella y la desestabiliza. A su rodilla regresa el amargo recuerdo de la grave lesión que sufrió en marzo de 2021 y que la tuvo casi un año apartada de las pistas de baloncesto. La viguesa sale de la pista apoyada sobre dos rivales rota por el dolor. El físico y el anímico. Faltan las pruebas objetivas, pero los recuerdos la llevan a temerse lo peor. La tranquilizan después de las primeras exploraciones que invitan a pensar en que la lesión no es tan grave como la sufrida hace dos años.

Pero independientemente de lo que diga el examen final de hoy, la desgracia vuelve a cruzarse en el camino de María Araújo. Había vuelto a ser ella. Reapareció en enero de 2022 tras una larga convalecencia de la primera rotura del cruzado y no tardó en recordarle al mundo de su inmenso potencial que la ha llevado a ser una de las mejores jugadoras de este país. Por el camino se perdió importantes competiciones y sobre todo los Juegos de Tokyo. Pero todo parecía regresar de forma escrupulosa a su estado natural. En el Girona y en la selección española que ahora dirige su paisano Miguel Méndez. De hecho, en unas semanas iba a vivir un episodio emotivo como era el de jugar con la camiseta de la selección española en Vigo, donde en mayo se disputará un torneo de preparación para el Eurobasket junto a China e Italia. Ya no podrá ser porque parece una evidencia que la temporada para ella se ha acabado. Para entonces María Araújo estará dando pasos para regresar cuanto antes a las pistas de baloncesto. La temporada se ha terminado y ahora el objetivo es hacer las cosas bien para volver con garantías y continuar la preparación, entre otras cosas, para llegar en perfectas condiciones a los Juegos de París que se disputan en verano de 2024. La viguesa, de 25 años, ha comprobado en muy poco tiempo lo amargo que puede resultar el deporte, sujeto siempre a que la desgracia se cruce en tu camino y te rompa cualquier plan. El baloncesto cruza los dedos para que el diagnóstico sea el más benévolo posible.

Suscríbete para seguir leyendo