“Venimos a dar las gracias”

Eduardo Domínguez y Juan Solla, después de más de un mes concentrados con la selección marroquí en el Mundial donde protagonizaron una brillante actuación alcanzando las semifinales, estaban ansiosos por llegar a casa para disfrutar de las vacaciones en compañía de su gente. No podían imaginar cuando descendieron del avión en Peinador que una nutrida representación de la comunidad marroquí de Vigo y Pontevedra se había desplazado al aeropuerto para tributar una cariñosa, ruidosa e inesperada bienvenida a dos de los peones que han contribuido a que Marruecos consiguiese una clasificación tan brillante en el Mundial. Les entregaron flores, les dieron mil veces las gracias, cantaron y hasta bailaron con ellos ante la sorpresa y el agradecimiento de Domínguez y Solla, algo abrumados por aquella muestra de cariño y agradecimiento. El propio Eduardo Domínguez explicaría después que no se esperaban algo así y que estaban muy agradecidos por semejante muestra de afecto de los marroquíes que viven en el sur de Galicia. Una prueba más de la locura que se ha vivido en el país africano con el comportamiento de su selección en el Mundial.