“Todavía sueño con correr un maratón”, había confesado Julia Vaquero. La guardesa, personaje principal en la historia del atletismo español, su gloria y su dolor, se retiró en 1999; vacía, rota y sangrante, en la frontera de los 29 años. A la edad en que la reina del fondo debería haber comenzado a explorar la máxima distancia, donde prometía brillar. El maratón se le quedó congelado como un deseo imposible durante las dos décadas en que fue incapaz de calzarse unas zapatillas, siquiera para trotar; si un sueño, ese del que siempre despertaba antes de tiempo.

El próximo día 5 de diciembre culminará su relato. En Valencia intentará completar los 42 kilómetros. Su entrenador, Fran Beneyto, asegura que lo conseguirá. “Es como si te dan un globo que ha explotado en mil trozos y te dicen: ‘Pégalos’. Mucha gente ha participado en este proceso junto a ella. Todos nos podemos sentir orgullosos de que Julia vuelva a volar. En 32 años de profesión es de lo más bonito que me ha pasado”, asegura el alicantino.

Julia Vaquero entrenando en bicicleta por A Guarda. Marta G. Brea

Esta historia presenta encrucijadas y meandros impredecibles. Julia Vaquero se había alejado del atletismo y casi del mundo, desgastada por el sufrimiento: niñez dura, carrera exprimida al límite, el colapso de su matrimonio y de su patrimonio, la supervivencia con una paga de 400 euros al mes, un diagnóstico de trastorno bipolar que hoy apunta más a traumas infantiles y carencias afectivas... Desde aquel Mundial de 1999 en Sevilla, cuando se sintió definitivamente exhausta, pasaron dos décadas odiando aquello que tanto había amado. Hasta que un día salió de casa, aceleró el paso y se descubrió galopando otra vez por los caminos de A Guarda.

Durante el Nacional Master de Medio Maratón.

Durante el Nacional Master de Medio Maratón.

“Estoy haciendo las paces con el atletismo”, dijo entonces Vaquero. Había trascendido su compleja situación personal y económica a la vez que su retorno. La multicampeona nacional, novena en los 10.000 en Atlanta 96, dueña todavía del récord español de 5.000 (14:44,95 en Oslo, 5 de julio de 1996), volvía a correr. Al otro lado de la península, Pep Ribas, que cada año había invitado infructuosamente a Julia a la Milla de Ibiza que él organiza, habló con su amigo Fran Beneyto. El entrenador alicantino ha diseñado un calzado que mejora la técnica de carrera.

–¿Por qué no le regalamos unas zapatillas?

Julia las recibió en su casa el 18 de septiembre de 2020, por su 50º cumpleaños. Para entonces ya había hablado con Beneyto de su más ansiado proyecto. “Me puse en contacto con ella para decirle cómo tenía que utilizar las zapatillas. Ella talonaba. Nunca tuvo una técnica muy ortodoxa. Esto te ayuda a pisar mejor y supone un cambio anatómico importante”, explica Beneyto. “Me contó su vida. Empatizamos. En la conversación surgió que yo era entrenador. Me dijo que siempre había querido correr un maratón”.

–¿Me puedes ayudar? –preguntó la guardesa.

–Si esto te anima a entrenar, sí. Pero necesitaremos al menos 15 meses. Llevas mucho tiempo sin correr y tenemos que empezar poco a poco.

El Maratón de Valencia del 5 de diciembre de 2021 ha sido desde el inicio el destino de la ruta diseñada por Beneyto. “Es una prueba bien organizada, entre las mejores del mundo”. Perfil orográfico y clima en esas fechas acompañan. Beneyto la conoce bien. Reside en Denia. Desde la localidad levantina ha gestionado la preparación de Julia paso a paso.

“Mi primer objetivo fue que se habituase a entrenar. Introdujimos la bicicleta”. Vaquero emplea una de montaña que le regaló otro de los discípulos de Beneyto. “Nos ha venido fenomenal y para ella ha sido un descubrimiento”, celebra el entrenador. El suave movimiento del pedaleo le ha permitido aliviar la carga sobre ese pie derecho en el que Julia arrastra una vieja fractura de escafoides desde su época profesional. E incluso le abre opciones de futuro. Beneyto anticipa: “No creo que haga más maratones que este por esos problemas con el pie. Pero sí podría participar en duatlones, que la ayuden a motivarse, además de carreras de 5 o 10 kilómetros que no supongan tanto daño articular”.

Porque la cita en Valencia ha obligado a un plan detallado y especialmente exigente en la recta final. Julia afronta recorridos en bicicleta de hasta 100 kilómetros y series variadas. Cada ciclo culmina con el rodaje de control. Lo inició a mediados de agosto con 23 kilómetros. Cada dos semanas ha añadido dos kilómetros. Lo culminará el día 21 con 35. “Hemos ganado mucho”, diagnostica Beneyto. “El objetivo es acabar el maratón y estoy convencido de que lo acabará”.

Los tiempos no mienten y confirman el talento extraordinario de Julia. La guardesa, desde su reaparición, ya ha sido campeona de España en su categoría master en 10.000 y subcampeona en medio maratón. “En el rodaje de 29 kilómetros fue al mismo ritmo que en la media en la que había sido segunda unas semanas antes. Me llevé las manos a la cabeza. Es una continua caja de sorpresas, viniendo de 20 años sin correr”, se asombra Beneyto. “No dudo de sus facultades. Me las demuestra en cada entrenamiento. Hace las series más rápidas de lo que le pido. La tengo que frenar. Por su potencial, podría acabar el maratón en 3 horas y 10 o 15 minutos. Pero es jugárnoslo mucho. Ella puede correr a 4.50 o 4.40 el kilómetro. La marca es lo de menos. Ha sido la mejor atleta de España”.

Para asegurarse de que la euforia no la confunda, Beneyto ha reclutado a Carlos Siscar; un amigo suyo que se ha granjeado fama de liebre milimétricamente precisa en los maratones. Será él quien le marque a Julia el ritmo adecuado por las calles de Valencia, a 4.50 o incluso 5 minutos por kilómetro.

Sobre los cronogramas y las instrucciones, apunta: “La clave de la preparación es el cariño que le estamos dando. Sentirse querida es su gasolina”. Julia no correrá en esta ocasión sola. Muchos devotos la acompañarán de alguna manera en esos 42 kilómetros que le han llevado toda una existencia. Beneyto concluye: “Me hará muy feliz ver a Julia con una amplia sonrisa y con los brazos bien en alto. Quiero que cruce la meta feliz, habiendo superado tantos obstáculos que se le han cruzado en la vida”.