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La industria del evento deportivo, en el laberinto

Un sector pujante en Vigo antes de la pandemia se ve abocado a un segundo año de cancelaciones y dificultades ante la incertidumbre sanitaria y burocrática

Dos participantes en la última edición del Desafío Boot Camp. | // MARTA G. BREA

La cuenta atrás que preside la página oficial de la Vig-Bay, uno de los actos centrales en la agenda deportiva de la comarca viguesa, contabiliza la extrañeza de esta época. Faltarán desde hoy 380 días para que se dispute su 21ª edición. Cuando la muchedumbre se aposte para la salida en Samil el 10 de abril de 2022, si es que las previsiones de inmunidad se cumplen para esa fecha y lo permiten, habrán pasado 1.099 días desde la última vez. La organización de la Vig-Bay anunció la semana pasada que prolonga ese estado de suspensión que la pandemia ha provocado. Otras empresas del ramo mantienen abiertas sus expectativas. Calculan y proyectan, aunque sobre el terreno pantanoso de los datos sanitarios y las especificaciones burocráticas.

Más allá de la Vig-Bay y O Marisquiño, que abarca toda la cultura urbana, había crecido en Vigo en los últimos años una pujante industria del evento deportivo. La habían impulsado emprendedores hiperactivos, dotados de esa testaruda voluntad tan viguesa y con ganas de rentabilizar el entorno natural de la comarca, que reúne mar, playa, ríos, cinturones forestales, montaña y una buena infraestructura hostelera. Habían proliferado pruebas dirigidas a la ciudadanía local, pero también de atractivo turístico. Pese a las habituales dificultades financieras o administrativas, la dinámica era enérgica y creciente entre citas consolidadas, emergentes y en bandolera.

La pandemia ha afectado con especial contundencia a una actividad que, aunque diversa, suele implicar aglomeraciones y desplazamientos; aspectos especialmente restringidos. Algunas pruebas mantuvieron su celebración, pero mediante vídeos o otro tipo de fórmulas. “El mundo del evento deportivo está herido”, diagnostica Daviz Suárez, director ejecutivo de Diesemm. “Los eventos virtuales nunca van a estar a la altura de las concentraciones de manera física. El deporte ha sido declarado bien esencial por el Congreso de los Diputados pero hay que rematar la jugada. Los eventos deportivos son deporte pero no no sólo eso; somos industria del deporte”.

Impacto económico

El Desafío Boot Camp, que es la carrera de obstáculos que más participantes congrega en toda España, y el Media Maratón de Vigo, que resucitaron en 2019 y con el que esperaban alcanzar los 3.500 corredores, fueron dos de sus acontecimientos centrales que tuvieron que suspender en 2020. “Alrededor de un evento deportivo como el Desafío Boot Camp trabajan 47 proveedores que se han quedado sin trabajo”, lamenta Suárez. “Debemos tener en cuenta que los eventos deportivos son eje transversal a otros sectores como salud y bienestar, economía y turismo. Estimamos que nuestros eventos tienen un impacto en la ciudad en torno a 1,3 millones de euros entre pernoctas, gasto medio por asistente, impacto en la industria que rodea la organización de los eventos e impacto de la marca Vigo a nivel nacional e internacional”. En Diesemm aún confían en que se puedan hacer este año: “Estamos trabajando muy duro para poder organizar Desafío Boot Camp el 2 y 3 de octubre y la Media Maratón de Vigo el 7 de noviembre de 2021”.

Las carreras populares canalizan buena parte del deporte de masas en la mayoría de ciudades. En A Coruña anunció ayer la concelleira de Deportes, Mónica Martínez, que prevé retomar esas carreras populares en octubre con Coruña10, la cita más emblemática de la ciudad herculina. En Vigo, aunque el concello ha comenzado a moverse en el ámbito organizativo del deporte, aún no se sabe nada del circuito Run-Run. Y no existen buenas perspectivas para pruebas que estén fuera del ámbito federado, que es al que la Secretaría Xeral para o Deporte le ha aflojado el corsé.

El veto al deporte popular no es cuestión exclusiva del atletismo. La Batalla de Rande, la travesía a nado entre las Cíes y San Simón, se celebrará el próximo 19 de junio. Así lo ha planificado la organización, liderada por Aitor de Luis. Es un evento diferente, limitado a especialistas. “Nosotros estamos trabajando para hacerla, como si la fuésemos a hacer. Lo tenemos casi todo cerrado. Tenemos a los 81 nadadores inscritos”, revela De Luis, aunque reconoce: “Leemos cada dos por tres el DOGA y estamos a la expectativa de las nuevas normativas de Sanidad y la Xunta”. Y han acometido una reestructuración institucional para poder seguir adelante: “La prueba no había estado federada nunca. Éramos una asociación independiente. Nos estamos reconvirtiendo en club de natación, que así entre en el calendario de la Federación Gallega y poder realizarla. El 90 por ciento de los nadadores vienen de fuera, de todos los puntos de España y extranjeros. La gente está pendiente de saber si podrá viajar a Galicia. En teoría sí, al ser una prueba federada, siempre y cuando ellos estén federados también. Pero las normas están sujetas a variación, van por comunidades autónomas. Gracias a las vacunas, y si la Semana Santa no dispara los números del COVID, esperamos que se pueda hacer sin ningún problema”.

El menor número de participantes tal vez simplifique el trabajo con respecto a otros eventos, pero aplicar los protocolos será igualmente complejo. Los acompañantes, por ejemplo, no podrán acceder ni a la llegada ni a la salida. Y sostener económicamente la Batalla de Rande, incluso para una organización sin ánimo de lucro como la suya, supondrá muchos sacrificios. “La financiación es propia prácticamente”, cuantifica De Luis. “Tenemos pequeños patrocinadores privados; ninguno grande, como otros años. En cuanto a ayudas públicas, Galicia Calidade da menos dinero y estamos pendientes de Deporte Galego. El Concello de Redondela no participa este año. Tendremos que ahorrar gastos de muchos lados. Está complicada la cosa”.

En todo el sur

La industria del evento deportivo tiene su peso en todo el sur de la provincia. Con las localidades del Baixo Miño trabaja mucho, por ejemplo, Serafín Martínez, aunque en sus tareas organizativas alcanza a las ciudades de Pontevedra y Ourense. “En 2020 tuvimos que aplazar la Gladiator Race de Pontevedra, que reunía más de 2.000 participantes, la 15k Banco Mediolanum y otras tres pruebas en Galicia. La declaración del estado de alarma, por ejemplo, nos pilló a solo una semana de la 15k Nocturna de Ourense, cuando ya habíamos efectuado gastos como el seguro o las camisetas oficiales del evento”, enumera el exciclista rosaleiro, que recapitula el desastre: “Las pérdidas que hemos tenido se han producido al estar parados sin apenas ingresos. En 2019 habíamos realizado unas inversiones en material que ahora mismo sigue embalado sin uso. Compramos una furgoneta que hemos tenido que malvender”.

“La situacion actual es de total incertidumbre”, concreta Martínez. “Haces planteamientos a corto y medio plazo que das por supuesto, pero que se modifican cada poco tiempo. Este año estamos con planteamientos de eventos que se celebran en el medio natural (trail de montaña o marcha nórdica), así como eventos de cicloturismo y BTT. Estamos intentando cerrar alguna Gladiator enfocada a niños y familias. La de adultos en principio, al menos en el primer semestre, no contemplamos poder organizarla”.

Aunque muchos problemas hayan sido inevitables, los empresarios demandan actuaciones políticas que faciliten la reactivación del sector. “Se deberían tener convenios firmes con las instituciones para poder hacer viables los eventos en era COVID pero sobre todo para dar continuidad y poder seguir trabajando y que los eventos sean parte importante del resurgir de la economía de nuestra ciudad”, propone David Suárez. “Los eventos provocan que la economía se mueva y que recuperemos de manera más ágil el ritmo que habíamos logrado en 2019. Si preparamos, junto a las instituciones, un plan a 3 años de eventos deportivos en nuestra ciudad, estoy seguro de que seremos un referente a nivel nacional y pondremos en valor real la industria del deporte”.

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