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"La primera medalla es algo imborrable"

- ¿Aunque en el piragüismo no lo es tanto, se hacía extraño entrenar con un competidor directo por las medallas olímpicas como Isaquías Queiroz?

- Al principio puede sonar extraño, pero al final lo ves más como un compañero de entrenamientos que como un rival. Yo lo ayudo a él y él a mí y la experiencia ha sido muy positiva.

- Sí hay un desgaste después de tanto tiempo en este deporte, y de hacer "pretemporadas" de cuatro años para rendir en los Juegos Olímpicos.

- Evidentemente. Yo cojo peso y lo pierdo con facilidad. Me vi hoy (por ayer) en las fotos y me sorprendí. Estoy algo pasado, pero esto es parte de un método. Siempre he trabajado así aunque se me ha criticado bastante por ello. Pero es mi manera de hacer las cosas. Entreno en invierno con unos kilos de más porque más delgado sería más propenso a coger enfermedades o a lesionarme. Y luego cuando bajo, la canoa va más rápida (se ríe).

- ¿Aún recuerda esa visita de Suso Morlán a su casa en febrero de 2002 para evitar que dejase el piragüismo?

- Ha pasado mucho tiempo. Decidí dejarlo entonces porque estaba concentrado en Sevilla, lejos de casa, no estaba a gusto y el rendimiento no era bueno. Había cambiado de entrenador en esa época. Suso vino a casa con el presidente de la Gallega de entonces, Santiago Sanmamed, y me convenció para seguir. Y entonces empezó la aventura (se ríe).

- ¿Cuál ha sido su mejor recuerdo en este tiempo? ¿Quizá la primera medalla?

- Tengo muy buen recuerdo de todos los apoyos recibidos, porque en el día a día no te dicen cosas bonitas y cuando hay éxitos o ahora es cuando recibes ánimos. La primera medalla es, evidentemente, un recuerdo imborrable. Veníamos de la pobreza deportiva y lograr un oro olímpico es el sueño de cualquier deportista. A partir de ahí te quedas un poco vacío porque piensas ¿y ahora qué?

- Tampoco estaba preparado para el boom mediático.

- Me explotó porque era más introvertido y tímido que ahora. Sales a la calle y todos te conocen. Al principio no lo llevas nada bien. Recuerdo el primer día que salí a la calle y vinieron algunos vecinos a felicitarme y sacarse fotos y yo me preguntaba ¿por qué, si me conocen de toda la vida?. Luego acabas entendiéndolo (ríe).

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