Cabras de origen australiano a 800 euros en Salvaterra
Un capricultor logra un rebaño de raza boer pura por inseminación
La única granja de España con cabras de raza boer pura, con pedigrí, se encuentra en Salvaterra de Miño, curiosamente en una parroquia cuyo nombre es “Cabreira”. Casi 15 años después de haber comprado su primera cabra boer en Lugo y tras más de más de 8 años dedicado a mejorar el grado de pureza y la morfología de estas cabras, valoradas en unos 800 euros los machos y 700 euros, las femias; el capricultor Miguel Garrido, de 36 años, es ahora dueño de 4 machos y 16 femias, inscritas en el libro genealógica de la raza de cabra boer.
Para que una cabra boer sea auténtica, con pedigrí, su pureza debe ser de al menos un 93,5%. El rebaño de este capricultor de Salvaterra lo integran 20 cabras boer de descendientes de Australia e, incluso algunas, de Sudáfrica, país del que es originariamente esta raza.
Miguel Garrido lo ha logrado a partir de la importación de semen congelado de machos de cabra boer de Australia; llegado primero a través de Reino Unido y, tras el Brexit, directamente desde el país australiano.
A falta de granjeros de cabras boer puras en España, Miguel Garrido se unió a la Associação Portuguesa de Caprinicultores da Raça Boer (APCRB) y, actualmente, es su vicepresidente. Para abaratar costes en la importación de semen, Miguel y otros capricultores lusos realizan los pedidos de semen conjuntamente, teniendo en cuenta que solo el envío del tanque en el que van las dosis de semen supera los 6.000 euros de coste.
Este maestro y pedagogo recurrió inicialmente a la inseminación vaginal de sus primeras cabras boer, llegadas a Salvaterra desde Francia y Holanda. Posteriormente, para aumentar su éxito, se ha pasado a la inseminación intrauterina por laparoscopia.
Inmerso en la reproducción y cría de cabras boer, Miguel Garrido decidió dar un paso genético más y ha conseguido sacar adelante embriones de cabra boer, que ya gestan cabras mestizas para acelerar el crecimiento de su rebaño boer con pedigrí. “Tengo un rebaño b de otras cabras mestizas a las que se les implantaron los embriones conseguidos a partir de la hiperovulación de las mejoras cabras boer genéticamente que tenemos y el semen de los mejores machos boer de Australia” explica Miguel Garrido.
De todos modos, no todos los embriones son para la reproducción de sus cabras, también los vende a capricultores de otros países. Los envía a lugares tan recónditos como Martinica, en el mismísimo Caribe.
De carácter aún familiar, la granja Garrido Rajo, que lleva los apellidos de su hijo Pedro, está inmersa en la cría con un estándar racial importante. Sin embargo, la carne de las cabras boer es también muy valorada en Europa; especialmente en países como Francia o Alemania. “Aquí en Galicia lo que demandamos para comer son cabritos lechales pero la carne de cabra boer es mucho más suave, más fina; un cabrito boer de 6 ó 7 meses tiene una grasa infiltrada que es para alucinar” asegura el capricultor.
La advertencia de Miguel Garrido para aquellos que quieran hacerse con un ejemplar de cabra boer es que “no cualquier cabra con cabeza marrón y cuerpo blanco es una auténtica boer. Hay muchas falsas cabras boer en webs como Milanuncios, a 400 euros, por eso hay que exigir su carta genealógica” explica.
Entre las cabras boer de la granja Garrido Rajo destaca Hannoy, que a pesar de su tamaño es todo docilidad y los alumnos de la escuela A Gorriona, que también gestiona Miguel, lo sacan a pasear a su paso sujeto con una cuerda.
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