"Salga por el carril del cobro automático, por favor". Es la frase más repetida por los cobradores de la autopista del Val Miñor que operan en el peaje de Vilariño, que da acceso a Gondomar y A Ramallosa, al menos desde hace cuatro días. La cabina atendida por personal de la concesionaria, Autoestradas de Galicia, se encuentra cerrada y los conductores solo pueden pagar sus trayectos a través del nuevo cajero o del telepeaje.

Una señal de dirección prohibida y varios conos de señalización impiden el paso a los usuarios a la cabina atendida. La circunstancia genera incertidumbre entre los conductores, que en su mayoría se paran metros antes de llegar al peaje sin saber qué hacer. Pero también entre los trabajadores. Algunos prefieren no hablar del asunto y otros aseguran que esta estación de peaje quedará totalmente automatizada e incluso explican a los conductores que, en caso de tener algún problema con el pago, deben pulsar un botón de la máquina cobradora para comunicarse con compañeros, que los atenderán desde A Coruña.

La versión oficial es otra. Fuentes de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras aseguran que "en ningún caso" los cajeros sustituirán a las cabinas con personal y que "en todos los peajes se mantiene un cobrador manual las 24 horas". Pero esta afirmación contradice la realidad de la salida de Vilariño desde la semana pasada.

Las mismas fuentes señalan que las máquinas se están colocando en todos los peajes de la AG-57 -ayer se instalaba en el de Baiona- con el fin de "reforzar el servicio en los momentos punta de tráfico, cuando se prevén colas de vehículos para pagar". El tiempo confirmará si el cierre de la cabina de Vilariño es provisional o definitivo.