El Celta muda de piel

Claudio Giráldez rescata al conjunto celeste de la depresión con un arrojado triunfo en el Pizjuán que presagia mejores tiempos

Carles Pérez recibe la felicitación de Aspas, Jailson y Bamba tras su gol.

Carles Pérez recibe la felicitación de Aspas, Jailson y Bamba tras su gol. / EFE

Esplendoroso estreno de Claudio Giráldez en el Ramón Sánchez Pizjuán. Cuatro entrenamientos han bastado al intrépido técnico louriñés para mudar la faz a al Celta, que pasa de la depresión a la euforia con un radical cambio de propuesta. Retoma el conjunto celeste la senda del triunfo con mudanza de piel en un partido cargado de buenas noticias. Sin tiempo apenas para asentar su idea, Giráldez ha superado las mejores expectativas por la osadía de su propuesta, convincente gestión de los recursos, inteligente interpretación de las necesidades del juego y sensibilidad hacia la cantera. Toda una declaración de intenciones que va a requerir ajustes, pero que los jugadores plasmaron sobre el verde con ambición, aplomo y convencimiento.

Ganó, como prometió el nuevo técnico, el Celta siendo protagonista en campo rival desde el gobierno de la pelota y lo hizo reponiéndose a un error catastrófico de Unai Núñez que en otros tiempos casi habría supuesto casi una sentencia de muerte. Tuvo el cuadro celeste la entereza necesaria para reponerse del golpe, la perseverancia de no dejar de intentarlo y el apetito de seguir buscando al Sevilla en su campo hasta encontrar el camino hacia una victoria que despeja el horizonte de nubarrones.

La valentía mostrada en el Pizjuán se vio justamente recompensada en el marcador con un resultado que amplía a 5 puntos (más el diferencial de goles) el colchón con la zona roja e involucra a nuevos actores en la carrera por huir de la quema.

Tres del filial en el once

Tres cambios en el once introdujo Giráldez con respecto al último partido del Bernabéu. Las permutas fueron escasas, pero significativas por el evidente peso que la cantera ha tenido en la primera alineación del porriñés. Nada menos que tres chicos con ficha del filial fueron las novedades: Carlos Domínguez por Starfelt en el eje defensivo, Hugo Sotelo por el lesionado Luca de la Torre y (la mayor sorpresa) en el medio y Hugo Álvarez por Manu Sánchez en el carril izquierdo. Los tres firmaron una actuación brillante, con la sensación de que han llegado para quedarse.

Hasta que fue sustituido con visibles muestras de cansancio, Carlos firmó un solvente trabajo en la línea de tres centrales con ingente esfuerzo para sujetar a Isaac y En-Nesyri, con Ocampos, los más peligrosos de los nervionenses.

Sotelo dio lustre al medio campo con una buena ocupación del espacio, criterio en la circulación de la pelota e inteligentes cambios de orientación del juego, contribuyendo de forma importante a dar fluidez a la pelota en terreno rival.

El más destacado fue sin embargo Hugo Álvarez en la posición de carrilero avanzado que tan buenos ha proporcionado en el filial y que el chico plasmó sobre el verde como si llevase toda la vida jugando en Primera División.

La fiesta canterana se cerró con el debut en el segundo tiempo de Damián Rodríguez, un joven medio centro con inteligencia para el juego posicional que mostró aplomo y ofreció minutos de calidad en el tramo final del partido.

Capacidad de reacción

El enérgico arranque del Celta, que entró en el partido a toda mecha, se vio entorpecido por el gol de En-Nesyri tras un error fatal de Unai que dejó al marroquí mano a mano frente a Guatia y puso al Celta por debajo en el marcador. El gol no modificó la actitud ni el planteamiento del Celta, que mantuvo adelantada la línea de presión para buscar al Sevilla en su campo hasta encontrar una rendija para revertir la situación. Desde comienzos de enero, cuando ganó en el Villamarín, no daba la vuelta el equipo vigués a un marcador adverso.

Balones a la espalda

La víspera de su debut Claudio Giráldez pidió valentía para asumir riesgos. “No debemos tener miedo a dejar espacios a nuestra espalda”, proclamó el porriñés. Los balones a la espalda de la adelantada defensa celeste fueron precisamente el mejor arma del Sevillla, que encontró el modo de comprometer el repliegue del Celta con balones largos hacia Isaac o En-Nesyri en jugada o tras pérdida. Guaita, con la colaboración de la defensa, apagó un par de fuegos que podrían haber cambiado el signo del partido.

De rescatado a rescatador

Otra de la virtudes de Claudio en el partido fue la recuperación de futbolistas olvidados por Benítez, como Cervi o Jailson, pero sobre todo de Carles Pérez, al que rescató del ostracismo. El catalán respondió al gesto con un golazo, tras vertiginoso quiebro a su marcador y lanzamiento cruzado desde el pico interior del área. Un tanto que dio vuelo al Celta en el encuentro y que recupera para la causa a un talentoso futbolista al que ya se daba por perdido.

Cambios productivos

Los movimientos del banquillo mejoraron al Celta. Carles, que suplió al lesionado Manquillo, respondió anotando el gol del empate; Cervi participó en el tanto de Larsen sirviendo el balón en profundidad el balón a Bamba antes de que el costamarfileño asistiese a Larsen y Starfelt, Jailson y Damián dieron control al equipo para gestionar los minutos finales. Giráldez exprimió al máximo el banquillo con excelente réditos.

Defensa con la pelota

Uno de los grandes problemas del Celta, si no el mayor, han sido las enormes dificultades que el equipo vigués ha tenido para gestionar los minutos finales de los partidos con errores individuales que le han supuesto una sangría de puntos. Lejos de meterse en la cueva para achicar balones, como era costumbre con Rafa Benítez, el equipo celeste se defendió ayer con la pelota en campo contrario, privando al Sevilla de toda opción de empate.

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