El Celta muere en la orilla de un partido salvaje tras tirar 46 minutos

Los de Benítez se sobrepusieron al 3 a 0 con dos goles, pero fallaron varias ocasiones para firmar el empate

Esfuerzo en balde para el Celta, que se va al parón navideño sin poder salir del descenso. Los de Rafa Benítez tiraron los 45 minutos iniciales y el primero de la segunda parte, un tiempo que el Villarreal aprovechó para ponerse 3 a 0. Y no es que materializasen todas las opciones que tuvieron ante un inspirado Vicente Guaita. Pero en una resurrección improbable, los vigueses anotaron dos goles como dos chalecos salvavidas que, finalmente, no valieron para nada.

No fueron suficientes los tantos de Douvikas y de Strand Larsen ni el kilométrico descuento de 15 minutos. Cuando la playa se vislumbraba entre la marejada, las paradas de Jorgensen y varios bloqueos providenciales de la defensa acabaron por ahogar a los célticos.

El Villarreal de Marcelino salió al campo recordando al de sus buenos tiempos. Ágiles y precisos en la combinación, los jugadores comandados por Parejo desarbolaban al Celta constantemente. Esta vez hizo aguas el sistema defensivo planteado por Benítez y solo Guaita y el palo pudieron mantener la puerta a cero durante unos minutos. Hasta el 13, cuando Pedraza irrumplió por banda y cruzó un disparo que parece envenenarse en el corte de Starfelt.

Los visitantes se asentaron algo más tras el gol, pero incapaces de proponer más que balones en largo en busca de sus dos puntas. El Villarreal, cómodo, esperaba la ocasión de ampliar ventajas. Pudo llegar en un mano a mano de Carlos Romero, que entró por el lesionado autor del primer gol, pero Guaita volvió a salvar. Poco después, sí convirtieron los locales, en una jugada de estrategia que el Celta defendió con pasividad. La falta que dio origen al tanto, eso sí, no pareció serlo.

Cambios al descanso

Benítez dejó en la caseta a Ristic, De la Torre y Starfelt, que se lesionó en la penúltima jugada del primer tiempo. No tuvieron tiempo a nada: en la primera jugada un balón a la espalda mal defendido provocó que un atacante amarrillo se encaminase solo ante Guaita. Kevin lo rozó, en uno de esos contactos que se supone que no se pitarían, pero César Soto Grado señaló el punto de penalti y el VAR no le corrigió. Parejo anotó para situar un Everest ante los célticos.

Y en ese momento, casi sin buscarlo, el Celta encontró una vía para intentar subir hasta la cima. Mingueza, que salió al descanso, botó una falta con veneno que Tasos Douvikas embocó en el segundo palo con un buen gesto técnico. Los de Marcelino entraron en pánico y el Celta creyó en que aún algo que decir. Solo cino minutos después, en el 57, Larsen hacía el segundo tras una buena combinación en el área. El noruego armó la jugada y la culminó tras un pase atrás de Manu Sánchez, otro que entró en el intermedio.

Quedaba un mundo y el miedo parecía quebrar La Cerámica. Jorgensen le sacó con una parada brillante un cabezazo a Larsen. Manu Sánchez y Douvikas tuvieron remates que no entraron por intervenciones provindenciales de la defensa. Los célticos, conducidos por un buen Mingueza y por la energía de Tapia, acosaron a un Villarreal acogotado. No fue suficiente, ni siquiera con los 15 minutos de descuento. Amarga Navidad céltica, con el Betis y la Copa esperando a la vuelta de Año Nuevo.