El Celta rompe la maldición

El equipo vigués suma ante el Granada su primer triunfo en Balaídos gracias a una genialidad de Larsen

J.C.A.

Sufriendo como forma parte de su ADN el Celta sumó al fin su primera victoria en Balaídos esta temporada tras superar al Granada en un choque resuelto con un taconazo de Larsen y en el que se vio lastrado en los últimos diez minutos que afrontó con uno menos por la expulsión difícil de entender de Iago Aspas. 

En un partido industrial, marcado por el peso que el resultado tendría la clasificación, donde ganar cada metro era un tesoro, el Celta, que tuvo una mejor puesta en escena desde el pitido inicial, encontró la solución en un detalle de genialidad de Larsen. Sucedió en un saque de esquina (faceta que los vigueses dominaron) donde midió mal la salida el portero andaluz y se sucedieron los rechaces. El balón cayó a los pies del delantero noruego que controló de espaldas y su instinto le reclamó un remate rápido para aprovechar la “desaparición” del meta. Larsen solucionó la jugada con un brillante taconazo que dejó sin respuesta a la defensa granadina. 

Era el minuto veinte y cambiaba el escenario de golpe. Ahora se trataba de gestionar esa ventaja, algo que no siempre ha sabido hacer el grupo de Benítez. El Granada, superior en número en el medio del campo, tuvo el control de la pelota pero sin inquietar a Guaita mientras los vigueses sí tenían un plan más claro, el de robar y correr. Y así fueron pasando los minutos con el Celta siempre más cerca del portero rival. No fue un aluvión porque los de Benítez entendían la importancia de no perder el sitio ni la ventaja. Pudo ampliar la ventaja Larsen en un centro de Iago y sobre todo Bamba en un disparo en el minuto 41 que encontró la buena respuesta del portero granadino.

Le costó al Celta el regreso del vestuario. Hubo un paso adelante del Granada, pero un paso atrás mental de los vigueses, demasiado agarrotados. Esa ansiedad que Benítez decía no existir se veía a las leguas. Y así el balón estuvo más cerca de la portería viguesa. Sobre todo a través de Bryan Zaragoza que tuvo el empate en un disparo cruzado. Benítez reaccionó dando entrada a Mingueza, pero el agujero del Celta en el medio del campo y la desaparición de casi todos sus jugadores se hizo cada vez más evidente. Eso dio alas al Granada que ya obligó a Guaita a intervenir en un disparo en el minuto 64.

Con el Celta dando síntomas de mejoría el partido dio otro brinco inesperado al ver Iago Aspas una más que discutible roja directa por un pisotón en el talón a un contrario. Con diez minutos por delante al Celta le tocó apretar los dientes para proteger como tesoro esa corta ventaja. El Granada se lanzó a por todo con mucha gente en el área, pocos defensas y ataque a la desesperada. Los vigueses aguantaron de pie, con una defensa bien plantada (la ausencia de Starfelt no se hizo notar tanto) y un imperial Renato Tapia que estuvo en todas las batallas.

Benítez: "Siempre es bueno no estar en los puestos de descenso"

Rafa Benítez, admitió tras la victoria que verse fuera de la zona de descenso "siempre es bueno" aunque sea algo anecdótico a estas alturas de la temporada.

"El hecho de que lo preguntes ya significa que la gente le da importancia. Siempre es bueno no estar ahí. A mí no me gusta mirar mucho la clasificación, pero cuando estás abajo no te queda más remedio y la tienes que mirar. Desde el punto de vista anímico, saber que no estás en descenso puede ser positivo", aseguró.

"El equipo ha hecho muchas cosas que hace normalmente y hoy con la fortuna de que no hemos encajado gol. Con tarjetas y con un jugador menos, el equipo dio la cara hasta el final y bastante bien dadas las circunstancias", añadió en una conferencia de prensa.

Benítez felicitó a sus jugadores porque "todos merecíamos una victoria así", y evitó abordar la expulsión con tarjeta roja directa de Iago Aspas porque "no quiero hablar más de los árbitros".

Elogió la "competitividad" de su plantilla pero admitió de que en el segundo tiempo costó "controlar" el juego de ataque del Granada, sobre todo porque los futbolistas jugaron "condicionados" por las numerosas tarjetas amarillas recibidas.

"Los partidos hay que ganarlos metiendo más goles que el rival pero también hay que conseguir que no recibas goles. Si tienes ese equilibrio de no encajar y marcar estás en el camino correcto, esos equipos suelen ser los que salen campeones o consiguen sus objetivos", comentó.