Un punto de corto recorrido

El Celta empata en Vallecas en otra mediocre actuación que le mantiene en puestos de descenso a tres puntos de la salvación

Starfelt y Guaita mantuvieron con vida a un equipo que apenas generó peligro

Querer y no poder. Así se resume la actuación del Celta en Vallecas, donde acumula 27 años sin ganar en Primera División. Ayer, en otra mediocre actuación, el equipo de Rafa Benítez obtuvo el tercer empate consecutivo que no le permite escapar de los puestos de descenso, aunque se mantiene a tres puntos de la salvación. Como ocurriera hace dos semanas, tras su igualada sin goles en Valencia, el punto ante el Rayo Vallecano solo tendrá valor si el sábado gana en Balaídos al Granada, su inmediato perseguidor en la tabla. Un objetivo que parece más complicado de alcanzar tras la actuación ofrecida por el equipo celeste en el duelo de ayer, del que salió indemne gracias a Starfelt y a Guaita. El portero valenciano desvió al palo un remate a bocajarro de Raúl de Tomás y otro remate de cabeza de este mismo jugador tras un buen centro desde la izquierda. El central sueco arregló todos los entuertos con seguridad y anticipación.

Las de RDT fueron las mejores ocasiones del Rayo, que dominó y que apenas permitió acciones ofensivas al Celta, que careció de toque de balón y de orden, por lo que apenas encadenó pases para llegar al área rival. La más clara ocasión llegó con un remate desde fuera del área de Kevin Vázquez sin aparente peligro al que Dimitrievski le puso incertidumbre tras escapársele unos centímetros el balón para acabar abrazándolo a un palmo de la línea de gol. Dos disparos desviados de Tapia y otros dos de Douvikas fue el balance ofensivo de un Celta que parece dudar de su juego tras encadenar 3 meses sin ganar.

El juego de los celestes es cada vez más plano, sin riesgo para superar líneas rivales, sin paciencia para combinar, sin ideas para sorprender y sin apenas movilidad. Todo lo que muestra es demasiado plano y predecible para sorprender a los rivales, aunque ahora funciona el sistema defensivo de Benítez para no acumular más derrotas. Estos empates le mantiene con vida porque sus rivales directos tampoco suman de tres. Pero las igualadas en el marcador no le sacan de pobre y cuando se aproxima al ecuador de la temporada (restan tres partidos) su balance de puntos no le daría para evitar el descenso al final del curso. Con 10 puntos de los 48 disputados, las ilusiones puestas en el año del Centenario se esfumaron hace semanas y ahora la temporada se presume demasiado larga y tediosa.

En Vallecas, Benítez se guardó una sorpresa en el once después de insistir en la víspera que no veía la manera de juntar en el once a sus tres principales atacantes: Aspas, Larsen y Douvikas. El griego venía de anotar un doblete en la Copa del Rey y merecía más oportunidades de las que ha disfrutado hasta el momento en el campeonato regular (210 minutos en once apariciones, con una titularidad).

Como ocurriera en la visita a Las Palmas, el técnico del Celta decidió reservar en el banquillo a un Aspas que ya venía de guardar reposo en el compromiso copero del pasado jueves ante el Sestao River. El moañés continúa sin encontrar portería rival (solo ha aportado un gol en este curso) y está amenazado de sanción al acumular cuatro tarjeta amarillas. Quizás pensando en la importancia del partido del próximo sábado en Balaídos ante un rival directo como el Granada, Benítez prescindió de Aspas en un campo de Vallecas que resulta un poco más incómodo para el juego del capitán céltico debido a las reducidas dimensiones del terreno de juego.

El Celta acudió a la cita con un plan claro de cerrarse bien atrás y aprovechar una contra con la que golpear a un rival que tampoco le va muy bien como local este temporada. El equipo de Francisco Rodríguez acumula casi tres meses sin ganar en casa, desde el 2-0 que le hizo al Alavés a mediados de septiembre.

Como de costumbre, el equipo franjirrojo salió dispuesto a resolver pronto el compromiso. Desde el inicio, el conjunto vigués se vio superado por la velocidad y la intensidad de un Rayo que apostó por atacar por el flanco izquierdo de Álvaro García pero le costó enfocarse en la portería de Guaita. Los célticos, sin embargo, enseñaron los dientes en un par de acciones que acabaron con remates de Douvikas (al lateral de la red y a las manos de Dimitrievski), aunque la más clara la tuvo Tapia tras un saque de esquina. El peruano se encontró el balón para el remate con la izquierda y el tiro le salió desviado. El Rayo, por su parte, desperdició la más clara oportunidad al filo del descanso. Raúl de Tomás remató de cabeza un buen centro de Unai López que Guaita resolvió despejando el balón a córner.

Sin el control del balón y el juego, y ante un rival con una gran movilidad para generar espacios, el Celta consiguió salir indemne en la primera parte. Pero su puesta en escena fue empeorando con el paso de los minutos en la segunda mitad. De Tomás pudo marcar a la hora de juego, pero su remate lo desvió Guaita al palo y se marchó por la línea de fondo.

El partido se ponía franco para el Rayo, que movió el banquillo en la búsqueda de piernas frescas. Respondió Benítez dando entrada a Aspas por un Douvikas que había estado mejor que Larsen. El Celta encontró por fin ese jugador que le da sentido al juego cerca del área rival y Kevin puso en apuros a Dimitrievski tras un tiro desviado de Tapia.

Sorprendió la decisión de Benítez de retirar a Beltrán, que llevaba un cuarto de hora en el campo. El toledano había sufrido una dura entrada de Pathé Ciss, pero no entendió que le relevase Dotor en los minutos finales, en los que el Celta no agotó los cambios, pese al cansancio de algunos jugadores, mientras el Rayo buscó el gol del triunfo que no llegó y el Celta se llevó de Vallecas un punto de corto recorrido.