En un duelo que era imprescindible no perder, frente a un adversario enrrachado, el Celta atrapó anoche en un campo esquivo un punto de tranquilidad que le saca provisionalmente del hoyo y le llena de esperanza en la nueva etapa que afronta bajo la batuta de Carlos Carvalhal. La impronta del nuevo técnico comenzó a atisbarse frente al peligroso Rayo Vallecano de Andoni Iraola, al que el Celta anuló durante más de 70 minutos y hasta pudo doblegar de haber tenido algo más de fortuna en alguna de las escasos disparos contra el portal de Dimitrievski. Tampoco el cuadro franjirrojo, que llevó la iniciativa y gobernó la pelota, le generó grandes apuros y las pocas veces que cortejó el gol se topó con un entonado Marchesín, que evitó con dos paradas enormes que el rival se adelantase en el marcador.

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Las fotos del Rayo Vallecano - Celta R. V.

En la actuales circunstancias, con la autoestima por los suelos por la inseguridad defensiva que ha convertido esta temporada la portería celeste en un agujero negro, el punto tan laboriosamente rescatado en Vallecas vale un verdadero tesoro. No solo frena la sangría y alivia la maltrecha confianza de un equipo desnortado, sino que da tiempo y tranquilidad a Carvalhal para implantar su modelo de juego en un largo paréntesis liguero que se habría hecho eterno para el Celta con la losa del descenso pendiendo sobre su cabeza.

El encuentro, aunque trabado durante muchos minutos, estuvo cargado de pragmatismo. El Celta defendió bien, con rigor táctico y disciplina, sin perder el orden, evitando errores que pudiesen comprometer el resultado. Se atisbó también la flexibilidad de Carvalhal en la elección del esquema, que varió en el segundo tiempo para dar algo más de filo al ataque, y la voluntad del técnico luso de sacar un mayor aprovechamiento de los recursos que tiene a mano. Kevin, como Swedberg hace unos días, dispuso de sus primeros minutos, Tapia relevó a Beltrán, Óscar inició el encuentro en el banquillo y Pablo Durán, un chico que hace dos años jugaba en Regional Preferente, tuvo buenos minutos cuando entró en el segundo tiempo. Con Aspas renqueante por culpa de unas molestias musculares y Larsen fuera de la ecuación por una gastroenteritis, el punto gana, si cabe, más valor.

La premisa era no perder y, como se sospechaba, Carvahal echó el cerrojo para detener la sangría. El portugués blindó a Marchesín con línea de cinco defensas y reforzó la coraza con un doble pivote. Mingueza se sumó a Aidoo y Unai para fortificar el eje de la línea; Kevin y Galán ocuparon los carriles y Tapia relevó a Beltrán para formar con Gabri Veiga un novedoso doble pivote. La responsabilidad del ataque recayó en Carles Pérez, Cervi y Paciencia, con el catalán y el argentino arrimados a los costados y el portugués como punta de lanza.

Con este esquema tan diferente al que invariablemente empleado el Celta en los últimos dos años, buscó el nuevo entrenador celeste frenar el ímpetu del entonado conjunto de Iraola. Los celestes cedieron la pelota al rival, juntaron líneas en campo propio y cerraron filas con una sola idea fija en la mente de no encajar gol. No le importó ceder la iniciativa. El plan era esperar sin asumir riesgos y tratar de robar una pelota que permitiese salir al galope al contragolpe.

Aunque el Rayo gobernó la pelota, fue el Celta el que estuvo más cerca de perforar la portería rival. En el primer minuto, antes de que ambos equipos se asentasen sobre el césped, lo intentó Paciencia con un disparo desde el lateral del área grande que se perdió sobre el marco de Dimitrievski.

Pero la mejor ocasión del Celta en el primer tiempo (y de todo el encuentro) la tuvo Carles Pérez tras un robo de pelota sobre la corona del área celeste. Gabri cortó el avance y Tapia, que anoche recuperó su mejor versión en mucho tiempo, sirvió un balón largo que Carlos Pérez recogió al galope. El catalán dejó atrás a Fran García, otro tipo sumamente veloz, y encaró mano a mano a Dimitrievski. Carles buscó el palo largo con un remate raso que el portero franquirrojo sacó providencialmente con el pie. Una de esas paradas que salvan puntos.

El susto no amilanó al Rayo, que siguió buscando el gol, pero no halló el modo de hincarle el diente al Celta. El equipo de Iraola trató de explotar su fortaleza en el juego exterior con Isi Palazón y Álvaro García, sus dos puñales, pero cada uno de los centros que el rival colgó sobre el área celeste fueron repelidos con seguridad por la defensa. Las mejores opciones de los franjirrojos en el primer tiempo se limitaron a un tiro sin mucho veneno de Isi desde la medialuna que Marchesín detuvo fácilmente en dos tiempos y, ya con el tiempo casi cumplido, un disparo del nigranés Santi Comesaña que rebotó en Aidoo.

Tras el intermedio, el Celta dio un tímido paso al frente. Antes de ser relevado por Aspas, Paciencia volvió a intentarlo tras recibir un buen pase del omnipresente Javi Galán con remate cruzado que se perdió por la línea de fondo. No mucho después, el delantero luso puso un gran centro a Cervi, que se resbaló al intentar cazar la pelota en el área. Casi a continuación, el argentino tuvo la mejor del Celta en el segundo tiempo con un disparo al primer palo que Dimitrievski detuvo en dos tiempos.

Hacía ya algunos minutos que el Rayo comenzaba a acusar el desgaste de su histórico triunfo sobre el Madrid e Iraola refrescó el equipo, primero con Salvi y y Camello y más tarde con Trejo y Pathe Ciss. Carvahal replicó dando entrada a Aspas, pero el moañés acusó los problemas físicos que lo llevaron al banco y apenas fuer capaz de aportar un remate mordido que el meta franjirrojo atrapó sin esforzarse. Modificó luego el esquema el técnico céltico cambiando a Kevin por Pablo Durán. Mingueza pasó al lateral y Carles acompañó a Aspas arriba, pero el ataque no mejoró gran cosa y fue el Rayo el que a punto estuvo de llevarse el partido. Lo evitó Marchesín con dos grandes paradas, primero sacando a córner con el pie un envenenado disparo de Camello y, a casi a continuación, tras botase el saque de esquina, desviando un remate a bocajarro de Lejeune en el segundo palo. Carvalhal volvió entonces a move el banco. Beltrán y Óscar Rodríguez entraron por Tapia y Gabri y el Celta capeó hasta el final el temporal sin grandes atrancos.