Gabri Veiga y Marchesín empoderan a un Celta ilusionante

Este Celta ilusiona. Los de Eduardo Coudet, hoy ausente tras verse obligado a viajar a Argentina por un problema familiar, tenían en el partido de esta tarde frente al Betis (1-0), que solo había caído frente al Real Madrid en lo que va de liga, una prueba de fuego para sondear su verdadero nivel en la presente temporada. Y la superaron con nota, especialmente Gabri Veiga y Marchesín, ambos con matrícula de honor. El de O Porriño debutó hoy como titular y escribió sobre el tapiz lo que muchas bocas habían predicho en las últimas semanas. Ante la ausencia de Aspas como titular por un problema estomacal -aunque entró en la recta final-, el joven se echó el equipo a la espalda y firmó un espectacular golazo desde fuera del área en los primeros compases del choque, un misil ajustado que sorprendió a todo Balaídos. En la caseta viguesa, Marchesín acorazó la portería en su mejor actuación con la 'playera' celeste con hasta cuatro intervenciones para dejar, por fin, la portería a cero, una condición que había adivinado Ariel Broggi -el segundo del Chacho- como clave para poder llevarse este domingo los tres puntos. Los de Príncipe se vieron favorecidos por la expulsión en el minuto 20 del central Luiz Felipe tras un agarrón clamoroso a Larsen cuando ya enfilaba la meta rival, condición que no acabaron por aprovechar para apuntalar el resultado a pesar de haber dispuesto de más de 70 minutos de superioridad numérica.

El conjunto celeste retomó ante el equipo de Manuel Pellegrini la ilusión que necesitaba el celtismo tras las dos derrotas consecutivas -y siete goles en contra- sufridas antes del parón de selecciones, si bien fueron ante escuadras punteras como la del Valencia y la del Atlético de Madrid, y, para más inri, a domicilio. La cita dominical comenzó con una de cal y otra de arena: el estreno de Gabri Veiga como titular, al fin, cumplía con las plegarias de buena parte de la parroquia de Balaídos; sin embargo, el querube iba a saltar al verde sin Iago Aspas. En realidad, el de Moaña sí pisó el césped, aunque lo hizo antes del pitido inicial, para mostrar a la afición sus cuatro Trofeo Zarra, insuficientes para un Luis Enrique que no contó con él la reciente ventana de selecciones. El plantel inicial de Broggi, consensuado, a buen seguro, con el Chacho, también incluyó a Solari y a Carles Pérez, quien acompañó en ataque a Larsen en detrimento del ya recuperado Paciencia. La estrategia salió que ni pintada para sacarle los colores a un conjunto verdiblanco que formó sin Fekir, que regresaba a una convocatoria tras su lesión, ni Guido Rodríguez.

El plan comenzó a consumarse desde bien temprano. Posterior a una ocasión de Carles Pérez en un peligroso acercamiento, en el minuto 9, Veiga se hizo con el cuero en tres cuartos de campo y, sin pensárselo dos veces, empalmó el esférico dirigiéndolo a la madera izquierda de Rui Silva -muy acertado hoy- para romper las tablas. Y no fue su único destello, sino la guinda a un desparpajo y a una personalidad inusitados, con regate, inteligencia y sacrificio bajo su rúbrica. Poco después, llegó la reacción bética en las botas del santiagués y ex del Celta Borja Iglesias, quien trató de buscarle las cosquillas por abajo a Marchesín, pero el argentino clavó la pierna en el césped con un salto de valla propio de portero de fútbol sala para evitar el empate. Su intervención abrió la veda a un sinfín de réplicas que se repitieron hasta el pitido final.

En el minuto 19, un agarrón del italobrasileño Luiz Felipe a Larsen siendo el último hombre le hizo merecedor de la tarjeta roja tras ser revisada la acción en el VAR, pues el colegiado César Soto Grado le había mostrado con anterioridad la amarilla. La expulsión supuso una bocanada de aire para un Celta que para nada se achicó con los intentos visitantes de revertir la situación, sino todo lo contrario. Antes del descanso, Rui Silva obró dos paradas de mérito que evitaron primero un golazo de chilena de Hugo Mallo y, al rato, una eventual diana de Carles Pérez que se acabó quedando en conato.

En la segunda mitad, Pellegrini sacó su artillería pesada, y en parte le funcionó ante un Celta que no logró hincar una dentada de sentencia a pesar de jugar con un futbolista más: Fekir y William José, principalmente el primero, cambiaron el carácter de su equipo y amenazaron a los vigueses con devolver la igualada. Con lo que no contaron era con el fortín erigido en la figura de Marchesín, que despejó afuera de sus dominios otros tres intentos de amargarle la tarde a su equipo. Primero, fue Álex Moreno quien probó de su medicina al conectar un potente tiro a un pase desde la línea de fondo del exculé Montoya. A continuación, chapó un testarazo de Willian José tras un córner botado por Fekir; y, cerca del 90, detuvo las malas intenciones por arriba de Aitor Ruibal. Finalmente, Pezzella pudo equilibrar la contienda en el ocaso del encuentro con un nuevo cabezazo que dirigió de forma defectuosa.

Con esta victoria, el Celta, además de romper la racha negativa que arrastraba en los cara a cara contra el conjunto andaluz durante los últimos años, reencamina su entusiasmo por alcanzar, aunque todavía suena precipitado, su deseo de subirse al tren de Europa, y lo hace antes de recibir a un hueso duro de roer: el Barça de Xavi en el Camp Nou (domingo a las 21.00 h). Así, los de Coudet se mantienen por el momento en la bisagra de la tabla, décimos, con 10 puntos, a tres del Osasuna, que marca la línea por la lucha continental tras haber empatado esta noche frente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu.