La cuesta de otoño se le empina peligrosamente al Celta con una segunda derrota consecutiva ante el Valencia en Mestalla que cubre el horizonte de nubarrones. Otro duro golpe para el grupo de Coudet, al que faltó claridad y fluidez para generar peligro en un partido igualado hasta que la infortunada expulsión con roja directa de Franco Cervi inclinó definitivamente el campo a favor del Valencia. Hasta entonces el Celta había competido, sin más, frente a un adversario mejor posicionado en el campo, que le cerró las líneas de pase y le obligó a echar mano del juego directo en un escenario de partido en el que el equipo vigués nunca llegó a sentirse cómodo. Faltaron fluidez e ideas.

La expulsión de Cervi llegó en el peor momento imaginable, justo cuando Coudet había agitado el banquillo para dar un impulso a su equipo y con demasiado tiempo por delante como para pensar en remontar el gol de Samu Castillejo, que había puesto en ventaja a los de Genaro Gattuso al final del primer tiempo.

Un solo cambio (Óscar Rodríguez por Carles Pérez) introdujo Coudet con respecto al equipo que salió escaldado del Metropolitano. Cervi pasó a la derecha y Tapia repitió como ancla, reservándose el técnico la carta de Gabri Veiga para agitar el partido en el segundo tiempo.

El Celta entró con energía, presionando alto con Larsen, muy incisivo, como punta de lanza. Y el noruego no tardó en protagonizar la primera acción polémica cuando al poco de echar el balón a rodar González Fuertes le escamoteó un penalti diáfano. Cormet lo derribó en el área con un contacto claro, pero el árbitro asturiano optó por mirar hacia otro lado y el VAR se inhibió. Curioso criterio el de González Fuertes, tan proclive a allanar el terreno al grande como remiso dar justicia al pequeño.

Pero el Celta trató de soslayar el asunto sin envenenarse e intentó reclamar la pelota. Sin éxito porque faltó precisión y velocidad con el balón para desbordar a su bien plantado adversario y acabó abusando en exceso de los balones en largo para buscar a Larsen. Aspas, muy desdibujado durante toda la tarde, tuvo sin embargo la primera ocasión de los celestes en un libre directo al borde del área. Aunque la falta era más favorable a un diestro, el moañés impuso su jerarquía a Óscar. Reclamó para sí la pelota y descerrajó un tiro seco a media altura que el guardameta valencianista desvió con una mano imponente.

El Valencia tampoco brilló con el balón, pero encontró con más facilidad la portería de Marchesín explotando el juego por banda. Mallo tuvo que intervenir para despejar providencialmente un centro de rabona de Thierry Correia al cogollo del área céltica.

La igualdad en el juego se prolongó durante algunos minutos más. Las llegadas a portería escaseaban. Diakhabi envió un balón a la madera tras un rebote en la zaga céltica a la salida de un córner y no mucho después Larsen cortejó el gol que se le resiste desde el mismo día de su debut con un complicado lanzamiento en parado con dos rivales encima que se perdió no muy lejos de la escuadra.

El partido parecía atascado cuando el Valencia encontró el camino para descorchar el encuentro en una acción individual de Samu Lino. El brasileño aprovechó un desajuste defensivo para galopar por el flanco derecho de la zaga celeste dejando atrás a Beltrán y a Aidoo antes de poner un preciso centro al segundo palo que Samu Castillejo empujó contra las mallas con Marchesín vencido. Una jugada eléctrica, que pilló al Celta con la guardia baja y despejó el camino al Valencia.

El guión del encuentro no se movió tras el intermedio. Al cuadro celeste le costaba dar más de dos pases con sentido. El Valencia reclamó penalti con un piscinazo de Lino en el área celeste, pero González Fuertes no picó esta vez. La oportunidad de dictar sentencia le llegó inesperadamente al conjunto de Gattuso en el peor momento imaginable para el Celta, justo cuando Coudet acababa de agitar al banquillo para intentar sacar a su equipo de la espesura. El Chacho retiró a Fran Beltrán y Óscar para agitar el partido con Gabri Veiga y Carles Pérez, pero antes de darse cuenta se encontró en inferioridad numérica en una acción tan infortunada como aparentemente inocua. Cervi resbaló al intentar atajar un avance de Thierry en una zona del campo intrascendente y acabó incrustándole peligrosamente los tacos en la pierna. El céltico obró sin malicia, pero con suma temeridad y el árbitro no dudo un segundo en mostrarle la roja. No la protestó.

Sin Cervi en la ecuación, el campo fue poco a poco inclinándose hacia Marschesín. Gattuso refrescó la medular con Nico y modificó su ataque dando entrada a Marcó André y Kluivert. El Celta sacó fuerzas para amagar con el empate en otra acción de pelota detenida. Tapia colgó el balón en el área y Larsen sacó de la nada un testarazo implacable que hizo volar a Marmardashvili, que salvó a su equipo con otra gran mano. Fue el último estertor de los celestes, que a partir de este momento sufriendo un calvario que acabó en goleada. Marchesín, seguramente en su mejor actuación hasta la fecha, privó a los de Gattuso de un tanteo de escándalo con tres formidables intervenciones El argentino desvió primero un poderoso tiró de Gayá desde fuera del área, abortó casi a continuación un mano a mano frente a Justin Kluivert y sacó no mucho después con otra buena parada un cabezazo del holandés.

No pudo sin embargo evitar el cancerbero argentino que Marcos André culminase a 10 minutos del final una contra para incrementar la cuenta valencianista con el Celta ya desfondado. El segundo tanto hundió definitivamente a los celestes, que trataron de resistir el vendaval, pero no pudieron evitar que Almeida anotase el tercero en el descuento y endosase al Celta su segunda goleada en dos encuentros: siete goles en dos partidos, pobre balance ofensivo y mucho que reflexionar y mejorar en el parón de selecciones.