Parece que ha pasado mucho tiempo porque el mundo del fútbol va a la velocidad de la luz, pero hace apenas un año el Celta comenzaba el mes de diciembre en puestos de descenso. Unas semanas antes había reemplazado a Óscar García por Eduardo Coudet y el argentino acumulaba una derrota ante el Sevilla, donde ni siquiera se puedo sentar en el banquillo, y una victoria en Balaídos ante el Granada tras remontar el gol inicial que marcaron los visitantes. Lo que ocurrió en las siguientes semanas fue algo inesperado para la parroquia celeste, que vio como su equipo firmaba el mejor mes de diciembre de su historia para situarse en una cómoda octava posición a final de año. El balance fue magnífico: cuatro victorias y un empate en LaLiga y el pase a segunda ronda de la Copa del Rey.

Si en 2020 al equipo no se le atragantaron las uvas tras la brillante racha de resultados, este año la plantilla está decidida a replicar lo conseguido hace doce meses. A día de hoy el Celta acumula cinco partidos sin conocer la derrota después de igualar en Vallecas, remontar para empatar en Balaídos ante dos equipos Champions League como Barça y Villarreal, ganar en Vitoria al Alavés en un encuentro con unas condiciones meteorológicas adversas y doblegar con facilidad al Ebro en Copa del Rey. La dinámica es buena y en el vestuario están convencidos de que se puede alargar en lo que resta de año.

El Celta afrontará antes de las vacaciones navideñas cuatro partidos y en la cabeza de los jugadores celestes solo está el objetivo de lograr otras tantas victorias. El calendario desahogado juega a favor de los hombres de Coudet, sabedores de que son una de las plantillas más cortas de Primera División y de que su desgaste físico durante los encuentros es mayor al de casi todos sus rivales.

El primer rival no se hará esperar y llegará este mismo domingo. Visita Balaídos un Valencia sumido en una mala racha de juego y resultados que le han llevado a sumar tan solo una victoria en sus últimos once encuentros. Es un rival, además, que recientemente se le ha dado bien al conjunto vigués en casa, donde le ha ganado los dos últimos encuentros. La motivación de la plantilla es máxima, sabedora que una victoria les auparía en la clasificación.

Los dos últimos encuentros de la competición doméstica antes de la pausa navideña serán ante el Mallorca a domicilio y el Espanyol de nuevo en Balaídos. Son ahora mismo rivales directos del Celta en la zona media-baja de la clasificación. En el seno de la plantilla celeste son conscientes de que no hay equipo sencillo ni partido ganado antes de jugarlo, pero creen que estos dos equipos se adaptan bien a la propuesta celeste ya que no son la clase de conjuntos que tienden a encerrarse en su área a la espera de cazar un contragolpe y que más daño hacen a los vigueses. Entre medias de esos dos choques llegará el enfrentamiento de segunda ronda de Copa, una eliminatoria que se sortea hoy en la sede de la RFEF.

En la actualidad el Celta se encuentra a siete puntos del séptimo puesto, que en condiciones normales podría dar acceso a disputar la Conference League, y a cuatro del descenso. El objetivo no es otro que cambiar de año a mucho menos distancia de los puestos de honor porque se cree que la dura preparación física hecha en verano hará sus frutos en la segunda vuelta, donde algunos de los equipos que están disputando competiciones europeas podrían bajar su rendimiento al acusar el desgaste por la acumulación de partidos.