El gol elude al Celta y premia al Sevilla

Un afortunado tanto de Rafa Mir en la única llegada clara a portería da al Sevilla un triunfo que el grupo de Coudet cortejó

Brais Méndez recibe una falta del sevillista Augustinsson durante el partido disputado ayer entre el Celta y el Sevilla en el estadio de Balaídos. // RICARDO GROBAS

Brais Méndez recibe una falta del sevillista Augustinsson durante el partido disputado ayer entre el Celta y el Sevilla en el estadio de Balaídos. // RICARDO GROBAS / j. bernardo

El Celta puso el juego y las ocasiones y el Sevilla se llevó los tres puntos de Balaídos con un afortunado gol de Rafa Mir prácticamente el único lanzamiento del conjunto de Julen Lopetegui contra el marco de Matías Dituro. Otro duro golpe que pone al Celta en posición delicada –Coudet suma los mismos puntos que llevaron al despido de Óscar en la novena jornada el pasado curso– y que deja, pese a las buenas sensaciones ofrecidas en algunos momentos del segundo tiempo, un regusto amargo a los 10.774 aficionados que ayer retornaron, por primera vez sin restricciones al coliseo celeste.

Esta nueva derrota en casa (la cuarta en cinco partidos) oscurece las virtudes exhibidas por el grupo de Coudet ante un adversario de la máxima exigencia al que el Celta neutralizó sin sufrimiento hasta que a Rafa Mir se le abrió el cielo en un rebote. Preocupa la falta de pegada de un equipo que necesita media docena de ocasiones para hacer un gol y que se refleja en las inusuales dificultades con que Iago Aspas está tropezando para encontrar el camino de la portería. Las sensaciones no son malas, pero en la mayoría de los partidos el gol esquiva al Celta y los resultados siguen sin acompañar a un equipo que no acaba de tomar impulso y que tampoco está encontrando soluciones en el banquillo.

Excesivo respeto

Cualquier parecido con los dos partidos disputados en el alambre el pasado curso con el de ayer son pura coincidencia. El respeto mutuo se impuso ayer al minimo riesgo en un primer tiempo en el que ambos extremaron precauciones. Los dos equipos evitaron fajarse en un intercambio de golpes que llevase al partido al límite. Hasta el descanso fue un partido encorsetado, sumamente táctico, y nada pródigo en ocasiones de gol. En este largo tanteo, el Celta puso más ambición que su adversario, que apenas logró disparar un sola vez en tres los tres palos –un tiro manso de Rakitic que atrapó con facilidad Dituro–, sin generar inquietud a la zaga céltica.

No mucho más pusieron los celestes sobre el tapete, pero el grupo de Coudet puso al menos empeño en presionar la salida de pelota del adversario, buscó más la portería rival y dispuso (aunque tampoco logró poner en grandes dificultades a Bono) de las mejores oportunidades. Denis intentó poner a prueba los reflejos del portero marroquí en una buena acción individual (regateando a un par de rivales desde el pico del área grande) que no cogió rosca y Mina lo intentó sobre el límite del descanso con un tiro desde el círculo central que pilló al guardameta sevilllista adelantado, pero que no encontró portería.

Añorando a Aspas

Cumplida la novena jornada, el Celta sigue añorando al mejor Iago Aspas, echa de menos su mordiente e incomparable talento. Al morracense le cuesta este curso frotar la lámpara para que aparezca el genio y el Celta lo acusa, no solo por lo que él mismo aporta, sino por su innata capacidad para activar al resto de los compañeros. Cuando un balón le llegaba a Iago cerca del área cundía en el campo la sensación de que algo prodigioso iba a ocurrir Esa sensación se ha perdido en cierto modo este curso. No encuentra de momento Aspas la chispa que desate su genio. Se le ve más lento de cabeza y piernas, menos imprevisible y le cuesta más encontrar cómplices para desarbolar a la defensa rival. Nada que no tenga remedio. El talento es es un don innato. Se tiene o no se tiene y a Iago le sobra. Solo hace falta que prenda la mecha.

Aidoo da un paso al frente

Una de las mejores noticias del encuentro fue el solvente rendimiento defensivo ofrecido ante la que se considera una de las mejores plantillas de LaLiga, hasta el punto de que Dituro fue un espectador más durante casi noventa minutos. El argentino apenas tuvo trabajo porque el Celta cercenó al Sevilla el camino de la portería. Los celestes defendieron bien, apenas sin errores, y neutralizaron cualquier tentativa de ataque de los nervionenses antes de que pudiesen armar el disparo.

Sobresalió, dentro del buen nivel general, la novedosa pareja de defensas centrales dispuesta por Coudet (que ayer optó por dar descanso a Néstor Araújo) y, en especial, gustó Joseph Aidoo. El ghanés se complementó muy bien con Murillo en los balones por alto (un reto complicado ayer por la envergadura de los sevillistas), pero dio sobre todo al Celta una velocidad de respuesta que no se había visto esta temporada.

Poco fondo de armario

Al Celta le falta del fondo de armario que le sobra al Sevilla. Mientras Lopetegui había realizado en el minuto 70 sus cinco cambios para apuntalar el gol de Mir y oxigenar a su equipo; Coudet no movió su primera pieza (Cervi por Nolito) hasta el 72 porque no encontraba nada en el banquillo que mejorase a lo que tenía en el campo. Mina, con un tiro al poste tras servicio de Aspas tras gran jugada de Nolito y el propio punta vigués, tras un gran pase de Brais, cortejaron el gol antes del segundo cambio,. en el minuto 80. Entró Galhardo por Beltrán en un final de partido en el que el Celta dispuso todavía de un par de ocasiones para empatar: un disparo demasiado predecible desde la frontal del Aspas y un tiro desde a media luna de Cervi con la derecha (su pierna menos hábil) que dejaron al grupo de Coudet con la miel en los labios.

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