A la izq., parte de un entrenamiento colectivo. RCCELTA

Hace ya casi ocho años el Celta tomó consciencia de que no era suficiente con tener la mejor materia prima posible. Ni siquiera disponer de trabajadores del máximo nivel para que den forma a ese producto. Necesitaba algo más que reunir a los jugadores más destacados y ponerlos a las órdenes de técnicos sobradamente cualificados. Hacía falta un plan.

Así nació el Departamento de Metodología. Edu Covelo, ahora director de cantera, fue el primer responsable de un grupo de trabajo que se potenció con Carlos Hugo y actualmente coordina Álex Andujar, aunque compaginando esta función con la de preparador físico del primer equipo, y que completan Adrián Abalo, Carlos Arosa y Jordi Fernández. Ellos son los encargados de fijar el camino, de establecer el qué, el cómo y el cuándo.

“Existía la necesidad de regular un poco el proceso de entrenamiento y que los diferentes equipos de la cantera fuesen en una misma línea. La idea era estructurar de manera más ordenada la formación de los chicos”, explica Adrián Abalo, encargado de dar voz al Departamento de Metodología.

El objetivo estaba claro ya con anterioridad. “El fin último de todos nuestros equipos de cantera es formar jugadores para que puedan llegar a ser profesionales”, subraya Abalo. Y ellos son los encargados de diseñar las líneas maestras para tener el mayor éxito posible en ese proceso. “Fijamos los contenidos mínimos que tienen que cumplir los jugadores en cada una de las etapas y que, conforme avanzan, son más y con mayor complejidad”, puntualiza.

Actualización constante

Para establecer ese plan dedican muchas horas al estudio, la lectura y la investigación. “Siempre tenemos que estar actualizándonos. Tenemos que conocer lo positivo de cada una de las metodologías que se utilizan y ver lo que puede funcionar en A Madroa, que es un contexto especial, y lo que no”, resalta Abalo.

En la práctica, el Departamento de Metodología se encarga de fijar tiempos y contenidos de las sesiones de entrenamientos siguiendo una concienzuda planificación. La estructura es idéntica en todas las categorías a pesar de que los dos equipos juveniles realizan test serológicos cada 15 días y pueden entrenar con contacto y ya tienen competición mientras que los cadetes y los infantiles están más limitados. El resto de categorías aún esperan fecha para volver al campo.

“Los entrenamientos se dividen en dos partes. La primera son sesiones individuales y colectivas de optimización. Duran aproximadamente 45 minutos y es un trabajo enfocado a la mejora individual del futbolista que antes ya hacíamos pero ahora ha ganado más importancia. Consta de 10-15 minutos de optimización del movimiento y 25-30 minutos de contenido técnico táctico, que hemos tenido que adaptar a la nueva realidad modificando algunos contenidos y eliminando otros como casi todos los defensivos que implican contacto al no estar permitido. La segunda parte es el entrenamiento de los principios que rigen nuestro modelo de juego. Dentro de las diferencias de protocolo en las distintas etapas, cada cuerpo técnico adapta las tareas para desarrollar esos principios”, enumera Adrián Abalo.

Precisamente, el trabajo para la optimización del movimiento es una de las principales características del “método Celta”. “Se trata de algo que empezó a verse hace 4-5 años y que ofrece resultados inmediatos. Los jugadores se lesionan menos y son más eficientes moviéndose. Se trata de un trabajo que no es propiamente resistencia ni fuerza pero que a la vez es ambas cosas. Se busca optimizar los aterrizajes, los cambios de dirección, aprender a arrancar, a saltar… En definitiva, perfeccionar todos los movimientos que sostienen la actividad del fútbol “

La situación actual, con todos sus inconvenientes, también ofrece oportunidades. “Estamos aprovechando esta época para evolucionar en estos aspectos más relacionados con la parte física”, avanza Abalo. En este sentido, el Departamento de Metodología trabaja para individualizar aún más su labor. Y lo explican con un ejemplo clarificador. “Tenemos jugadores de 14 años que juegan con los de 15. Eso tiene sus ventajas porque los chicos progresan más rápido pero estamos trabajando para adaptar la carga de los entrenamientos. El estudio de sus valoraciones funcionales, de sus variables de rendimiento y la estimación de su estadío madurativo nos sirve para saber, por ejemplo, el número de repeticiones que tiene que hacer en según qué tarea y tenerlo en cuenta”.