Daños materiales en principio de escasa importancia (en la cúpula) es el balance provisional del incendio que en la tarde de ayer provocó alarma en el centro de de Vigo cuando sobre las 19:30 horas se hizo visible una columna de humo procedente de la terraza de la sede del Celta en la calle del Príncipe, el elemento más emblemático del edificio que alberga la tienda, las oficinas, la residencia de futbolistas y la clínica del club celeste, además de un restaurante.

La rápida intervención de los bomberos evitó que las llamas causaran más daños materiales en el edificio, que abandonaron con celeridad las alrededor de cincuenta personas que se hallaban en su interior en el momento del siniestro. Una vez finalizado el operativo, el edificio reabrió sus puertas.

Además de las distintas fuerzas de seguridad, al lugar acudieron los dirigentes del club y miembros de la corporación municipal representados por el presidente Carlos Mouriño y el alcalde Abel Caballero, respectivamente. Por un momento, las diferencias entre ambos quedaron al margen y, en una nota informativa posterior, el Celta mostró su agradecimiento a "bomberos, policía, administración local, vecinos, entidades y personas que ofrecieron ayuda" durante aparatoso el incendio.Temores

En un primer momento, se temió que las llamas pudiesen alcanzar grandes dimensiones y se extendiesen por la zona más comercial de la ciudad, como reconoció el alcalde, que se puso al frente de un operativo en el que fueron utilizados cinco camiones del servicio contra incendios. "Atacaron el fuego externo con uno de los camiones escala y accedieron al interior por la escalera y comprobaron que el fuego estaba centrado en la terraza, que tiene un entarimado de madera y eso es lo que arde", explicó Caballero desde el lugar del siniestro.

Según el alcalde, en la zona del origen del fuego había "unas macetas con unos árboles secos, que también arden". El incendio presentaba mucha aparatosidad en humo y en llamas pero fue controlado y sofocado con celeridad. A continuación, las autoridades permitieron al Celta reabrir su sede.