La ciudad deportiva del Celta en Mos echó a andar oficialmente ayer con un multitudinario acto institucional de la colocación de la primera piedra para la construcción de unas instalaciones que arrastran la polémica de un centro comercial al que se opone la comunidad de montes de Tameiga. Las duras críticas al alcalde de Vigo, sin citarlo, centraron el discurso del presidente céltico, Carlos Mouriño, ante un auditorio muy concurrido, con representación de distintas administraciones, la sociedad y el deporte, así como la presencia de casi todos los equipos del club, incluidos los futbolistas de la primera plantilla y su cuerpo técnico. "O soño faise realidade" fue la frase elegida para esta fecha histórica de un club con 96 años de existencia.

Después de proceder a la colocación de la simbólica urna sobre la que se levantará el ambicioso complejo deportivo, comenzó el turno de los discursos oficiales en los que Mouriño se mostró muy crítico y ácido con el regidor municipal vigués, al que acusó de "mentiroso" y de mostrar "impulsos dictatoriales", dijo en una extensa intervención y tomando como referencia el acto del 15 de diciembre de 2017. En esa cumbre institucional y social tan simbólica como la de ayer se anunció la reforma de Balaídos y el proyecto de Mos, con Mouriño y Caballero sellando el acuerdo ante la presencia como testigo del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

"Hace dos años se firmó un gran pacto para la construcción de la ciudad deportiva de Mos al que el Ayuntamiento de Vigo no puso objeción. Hoy estamos aquí muchos de los testigos de aquella firma. ¿Y quiénes estamos hoy aquí? Los que cumplimos el pacto, los que tenemos un proyecto claro y beneficioso, los que no nos dejamos someter, los que nos enfrentamos a cara descubierta en una misión de hacer un Celta cada vez más grande, cada vez mejor. ¿Y quiénes no están hoy aquí? Los que no cumplieron su palabra, los que solo les importa su mandato y no su honor, los que su palabra no tiene validez, los que viven de promesas incumplidas, los que mienten y les hacen gracia y se ríen de sus mentiras, los que cuando nos cruzamos con ellos y presumiéndose de poderosos tienen que bajar la mirada, aunque en su interior sienten vergüenza de sí mismos. Esos, a estas alturas, se quitaron las máscaras", dijo Mouriño, antes de poner en duda el celtismo de quienes "no lo quieren dejar crecer".

"Ahora, abiertamente, financian y promueven actos sin ningún escrúpulo, sin ningún pudor. Esos que dicen querer al Celta, que dicen estar con el Celta no lo quieren dejar crecer. Esos que se empachan de hablar del Celta, quieren un Celta sometido a sus caprichos, a sus veleidades, esos que quieren que el Celta solo sea un instrumento más de su propaganda", continuó el dirigente céltico en su mensaje encriptado contra Caballero.

A pesar de las oposiciones al proyecto de la ciudad deportiva del Celta, Mouriño confía en llevarlo a buen término. "El pueblo vencerá y no será sometido por ningún impulso localista ni dictatorial. Vosotros, David, podéis ganarle a ellos, Goliat. Siempre, por siempre y para siempre, hala Celta", concluyó.

El acto de ayer venía precedido del divorcio entre el presidente del Celta y el alcalde de Vigo por las obras de remodelación del estadio de Balaídos y las disputas en Mos por las denuncias ante la Fiscalía de los comuneros de Tameiga contra el área comercial previsto en la segunda fase de la ciudad deportiva, cuyo diseño global firman los arquitectos Irisarri y Piñera.

En ese clima de polémica, las fuerzas de seguridad blindaron el lugar donde se levantarán los primeros campos de entrenamiento del Celta, que el primer equipo espera estrenar durante la próxima pretemporada. Dos centenares de vecinos esperaban apostados en ambas márgenes de la carretera de acceso a la enorme carpa que se levantó donde se han ejecutado los primeros movimientos de tierras, junto a unos viveros de plantas y próximos al área recreativa del Mercantil.

Bajo la carpa y con el buen tiempo como aliado, a las once de la mañana dio comienzo un acto con la presencia de la alcaldesa de Mos, Nidia Arévalo; el vicepresidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda; el Secretario Xeral para o Deporte, José Ramón Lete; y el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza. Las autoridades y los futbolistas Hugo Mallo, capitán del primer equipo, y Germán Alonso, canterano de 8 años nacido en Mos, fueron los encargados de llenar la urna con objetos como la camiseta del Celta, una copia del acuerdo para el uso de los terrenos de la comunidad de montes de Pereiras (representada por su presidente, Jorge Lorenzo), una placa con la palabra Afouteza, el trisquel de la camiseta del equipo vigués, una rosa (símbolo del concello mosense), la bandera de este ayuntamiento, una grabación con el himno del Celta, periódicos y monedas. "Esto no hay quien lo pare", proclamó Irisarri después de que la urna se depositase en el hueco previsto y cubierta de tierra.

La ceremonia, a la que también asistieron los ex presidentes del Celta Jaime Arbones, Eloy de Francisco, Elías Alonso Riego e Ignacio Núñez, concluyó pasadas las doce del mediodía con los ánimos más relajados y con el chocolate con churros endulzando una mañana con protesta incluidas que sirvió para colocar la primera piedra de la ciudad deportiva del Celta en Mos.