Como con Cardoso, la directiva del Celta ha realizado con Óscar una apuesta arriesgada: edificar un equipo hermoso sobre cimientos pantanosos. Han vuelto a fijarse más en el calendario que en la clasificación; más en el talento de la plantilla que en sus urgencias. Apretar, combinar y proponer resulta siempre más complejo que replegarse, simplificar y responder. Se necesita una serenidad que solo puede conseguirse mediante resultados, en un círculo vicioso. A los entrenadores cuestionados se les buscan los defectos; a los entrenadores nuevos, las virtudes. Oscar iba a disfrutar de un debut sencillo precisamente por lo complicado del escenario. Pero ciertamente no se ha conformado con mostrar un par de detalles. Ha iniciado su mandato con una enmienda a la totalidad, removiendo estructuras y agitando las jerarquías del vestuario. Ahora deberá condensar en dos semanas aquello que hubiera realizado durante todo el verano. Contra la pesadumbre, la esperanza de lo que ha insinuado; contra la confianza, la zona de salvación alejándose en el horizonte.

mixto y complejo

En apenas cuatro entrenamientos los hermanos García Junyent han rediseñado el Celta como quien descose un traje viejo para hacerlo moderno. Escribá simplificaba en defensa, obsesionado por reducir los goles encajados, amagando con la presión alta para ordenar un repliegue intensivo. Óscar ha puesto en práctica un dispositivo mucho más intrincado, con una marca al hombre asfixiante en el campo ajeno y una marca zonal en el propio. Un sistema mixto, que exige de los jugadores concentración e interpretación. Durante sesenta minutos, mientras duraron las energías y las ilusiones, el equipo celeste se aplicó con notable precisión considerando la premura. Óscar intenta remediar la falta de peligro del Celta acortando la distancia a la portería cuando se recupera el balón. Pero el choque de ayer es una paradoja: contra el adversario más adecuado por su renuencia al juego directo y el más inadecuado porque posee los jugadores necesarios, comenzando por Ter Stegen, para sobrevivir a ese acoso. Será ya contra el Villarreal cuándo se sabrá si la idea de Óscar puede cuajar.

un minuto fatídico

Messi lo llena todo, lo opaca todo, lo absorbe todo. El partido es aquello que Messi quiso por capricho. Busquets no reclama la atención, ni siquiera con su cuarto gol. Pero su entrada en cancha en el minuto 22 constituye el otro factor diferencial. Seguramente la lesión de Semedo facilitó el arrepentimiento de Valverde. Incluso en una versión menor, Busquets sigue siendo un centrocampista único: capaz de aclarar el juego gracias a un simple giro y a toque en apariencia insípido. Aunque el Celta todavía sostuvo su reto hasta el 3-1, el Barcelona comenzó a respirar a partir de la entrada de Busquets.

el valor del colectivo

El fútbol pertenece a los jugadores. Messi condensa y sublima este credo. Una caricia de su bota izquierda destroza cualquier táctica. Pero a la vez Óscar demuestra la importancia del colectivo sobre las individualidades. El debate suele centrarse en los nombres, quién merece la titularidad y quién la suplencia. La alineación de Óscar, en otras manos, hubiera convocado a la trinchera. El Celta fue ofensivo con jugadores defensivos. Cuentan emplazamientos, espacios e intenciones. El Celta se protegió bien mientras fue capaz de sentirse protagonista.

mensaje a la plantilla

Tras el parón se espera la reaparición de Rafinha y Mina. Óscar tendrá más tiempo para evaluar estados y madurar sus decisiones. Pero de entrada la suplencia de Denis Suárez, seguramente decidida sobre criterios tácticos, también le ha convenido como proclama interna. Sienta a Denis, a quien recomendó para el Barcelona cuando estaba en el Manchester City, emblema de la Operación Retorno, en su vuelta al Camp Nou, a donde el salcedano tan motivado acudía. Si Denis puede irse al banquillo en estas circunstancias, ya nadie queda intocable salvo Iago Aspas o Hugo Mallo e incluso ellos, alejados de su plenitud, corren peligro. El planteamiento de Óscar, en ese tramo en el que imita a Berizzo, requiere un tremendo despliegue físico, un compromiso ciego en la marca, una solidaridad desnuda, sin zona en la que esconderse. Ahora queda por ver cómo responde el vestuario a esta cuestionamiento, al menos insinuado, de su división estamentaria

reubicación de piezas

Un cambio de estilo impulsa a unos jugadores y aletarga a otros. Pape se siente cómodo convirtiendo todo el campo en un pulso. Cuesta más imaginar feliz a Okay, que de momento prolonga el orillamiento con el que se despidió Escribá. Pero Óscar parece además decidido a reubicar a varios jugadores para mejorar su rendimiento. Pione merodeó por donde solía en sus primeras campañas. Denis, en sus escasos minutos, transitó por terrenos centrales, donde se le necesita. El cambio de técnico no ha resuelto el puzle en el que el Celta se ha atascado: cómo lograr que la mayoría de sus figuras coincida y brille.El 3-5-2 o 5-3-2 de ayer se antoja coyuntural. En dos semanas habrá más pistas.