La plantilla del Celta retomó ayer los entrenamientos en las instalaciones de A Madroa con la mirada puesta ya de lleno en el compromiso frente al Rayo Vallecano en Balaídos con el que el equipo de Fran Escriba despide la temporada.

El equipo celeste quiere certificar frente a los de Paco Jémez, que comparecen en el estadio vigués ya descendidos, de modo matemático, una permanencia que ya tiene virtualmente en el bolsillo desde la pasada semana con la victoria del Levante en Montilivi.

En estas últimas jornadas de trabajo, Fran Escribá quiere mantener la tensión. Aunque el partido es un puro trámite, tanto el entrenador celeste como sus jugadores quieren ofrecer a la afición, que llenará Balaídos para festejar la continuidad del equipo en Primera, un triunfo convincente que mitigue de algún modo la decepción por una temporada muy por debajo de las expectativas en la que la dependencia de Iago Aspas ha sido seguramente el factor más relevante. El moañés, sin embargo, repartió ayer méritos: "En el fútbol no juega un futbolista solo. He ayudado en mi vuelta pero también es trabajo del míster, de los compañeros y de la afición. En los últimos partidos, sobre todo en los de casa, nos han ayudado muchísimo".

Para este último compromiso liguero Fran Escribá va a disponer seguramente de los mismos jugadores con que contó para San Mamés, ya que tanto el lateral catalán David Juncà como el atacante turco-danés Emre Mor continúan ejercitándose al margen del grupo y no parece que vayan a recuperarse a tiempo.