Diego Costa, delantero del Atlético de Madrid, no jugará más esta temporada salvo que el Comité de Apelación rebaje la sanción de ocho partidos por su expulsión con el Barcelona, un cierre abrupto a un año ensombrecido por las lesiones, las tarjetas y los altibajos, con sólo 21 encuentros y cinco goles.

Un curso que reaviva los contrastes entre un futbolista capaz de liderar la Supercopa de Europa o de someter al Juventus, en el choque de ida de la Liga de Campeones, pero también de protagonizar una expulsión tremendamente inoportuna, mientras las lesiones han mermado el rendimiento de un hombre indudable para Simeone.

"Deseo, quiero y me gustaría que se quede Diego Costa. Siempre que ha estado con nosotros nos ha permitido cosas importantes. No es casualidad que su regreso nos hizo ganar la Liga Europa, quedar segundo en la Liga y ganamos la Supercopa de Europa. Su presencia, más la ayuda de todos sus compañeros, nos jerarquiza (...) Yo quiero que Diego se quede. Confío a muerte en él y deseo que siga el año que viene". El alegato del técnico corresponde al pasado 1 de abril, en la víspera del duelo contra el Girona en el Wanda Metropolitano.

Después vino la tarjeta roja en el Camp Nou. Aunque la sensación recurrente es suponer que Diego Costa por su estilo potente, por su agresividad y sus gestos dentro del terreno de juego ha sido expulsado habitualmente con el Atlético de Madrid, los números hablan de sólo cuatro rojas en 178 partidos oficiales de rojiblanco.

Una sola este curso, aunque el momento era el peor, con su equipo en la última ocasión de competir por el título contra el Barcelona. El Comité de Competición le sancionó este mismo jueves con ocho partidos. Quedan siete. Es el fin de la temporada para Costa... a la espera del Comité de Apelación, ante el que el Atlético presentará recurso para intentar rebajar una suspensión tan prolongada.

Cuatro son por sus insultos al árbitro ("Me cago en tu puta madre", según la redacción del acta de Jesús Gil Manzano) y otros cuatro son por su comportamiento tras la roja. "Me agarró en sendas ocasiones por el brazo con el objeto de impedir que no mostrara las amonestaciones a sendos compañeros dorsales 24 (Giménez) y 2 (Godín), respectivamente", según relató también el colegiado.

"Pienso que es demasiado. Espero que le bajen la sanción", fue la reacción de su compañero Thomas Partey. "No esperaba que fueran tantos partidos, pero si lo han decidido así sus motivos tendrán (...) A Diego le estaban haciendo muchas faltas y llega un momento en el que uno se tiene que cabrear. Pero un insulto nunca es justificable", dijo este jueves Enrique Cerezo, su presidente.

Pero, más allá de la sanción, de su expulsión en el Camp Nou o de la tarjeta imprudente que vio por adelantarse en una barrera en el encuentro de ida de la Liga de Campeones contra el Juventus y que le impidió jugar el duelo de vuelta, las lesiones han sido la merma que más ha condicionado su rendimiento esta campaña, en la que también ha desaparecido de las convocatorias de la selección española. El sábado verá desde la tribuna el duelo ante el Celta, el primero del largo exilio que espera al de Lagarto.