Fran Escribá tiene varias decisiones que tomar en la confección del once inicial que alineará ante la Real Sociedad. Suplir la baja de Brais Méndez -que cumple el ciclo de amarillas y sabrá hoy el resultado de la ecografía- determinará en gran medida el sesgo del equipo. Cabe la posibilidad de que el técnico opte en esta ocasión por reservar a Iago Aspas en el banquillo después de que el moañés acabase sobrecargado el partido contra el Huesca. Y es imposible predecir por qué pareja de centrales se decantará el valenciano.

Los precedentes no anticipan ningún tipo de rutina. En sus cuatro partidos como entrenador céltico Escribá ya ha empleado a los cuatro centrales naturales que tiene en la plantilla. De las seis combinaciones posibles ha utilizado tres. Solo repitió pareja en las dos primeras citas, con David Costas y Araújo. Ninguno de ellos fue titular en Huesca, donde jugaron Cabral y Hoedt. En medio, en la remontada contra el Villarreal, jugaron Costas y Hoedt. La sangría ha proseguido, con ocho goles en esas citas.

El baile en el eje defensivo no ha sido exclusivo de Escribá. Ya sucedió con Mohamed, que en sistema de cuatro defensas apostó principalmente por Cabral y Roncaglia, y Cardoso, que se decantó preferentemente por Araújo y Costas. Después Hoedt ocuparía el hueco de Roncaglia. Las intervenciones de Júnior Alonso como central fueron muy puntuales.

Cambios de dibujo y alineación seguramente son más la consecuencia que la causa de una fragilidad defensiva que paradójicamente Mohamed fijó como su prioridad desde el verano y que ningún entrenador ha sido capaz de remediar. Los centrales han protagonizado los errores finales que culminaban la cadena anterior. Araújo, puede que el más regular, pagó ante Villarreal y Huesca el viaje con su selección, del que regresó con jeg lag y un golpe. Costas, el que mejor nivel ha alcanzado, flaqueó ante el Villarreal. En las dos últimas citas Hoedt ha mezclado su excelente salida del balón, con cambios de juego valiosos, y graves deslices que el rival no ha sabido aprovechar (Samuel en dos ocasiones el sábado o Enric Gallego en la postrera del miércoles). A Cabral se le daba por amortizado y enfadado, toda vez que su contrato concluye en junio y no será renovado. Es, pese a sus intermitencias, el central de carácter más aguerrido. Escribá le ha pedido un último servicio como broche a sus siete temporadas en Vigo: ya que llegó con el ascenso, que se vaya ayudando a dejar al equipo en Primera.