El apoyo de los jugadores al trabajo del cuerpo técnico y la larga ausencia del lesionado Iago Aspas continúan siendo argumentos suficientes para que la directiva del Celta prolongue su confianza en Miguel Cardoso, a pesar de que el equipo encajase el sábado ante un directo rival por la permanencia la octava derrota en los últimos doce partidos de Liga. De hecho, los números de Cardoso son peores que los de su antecesor, Antonio Mohamed, que fue destituido tras la duodécima jornada, cuando los celestes ocupaban la decimocuarta posición, con 14 puntos. Una docena de partidos después, han descendido hasta la decimoséptima plaza tras sumar 10 de los últimos 36 puntos en juego.

Aunque Cardoso sale perdiendo al comparar sus números con los de Mohamed, el de Trofa ha sabido ganarse la confianza de buena parte de los jugadores que más peso tienen en la plantilla porque principalmente defiende una idea de juego más acorde al perfil general del equipo celeste. Así lo corroboraban en los últimos días jugadores como David Costas o Brais Méndez. El central de Chapela reconocía en una entrevista en este diario que el equipo había ganado con el cambio de entrenador: "Con este míster se ve una idea de juego que sale a relucir durante muchos momentos de los partidos. Es una idea distinta a la del otro entrenador. Creo que fue un cambio positivo", apuntó Costas antes de recordar que Cardoso no ha podido contar desde el pasado 20 de diciembre con Iago Aspas, la estrella céltica. Y nada más concluir el partido contra el Levante, Brais Méndez apuntó: "El míster tiene las ideas muy claras y estamos a muerte con él".

En el club también entendían el sábado, tras el varapalo ante el Levante (1-4), en que la situación del Celta podría mejorar con el regreso de Aspas.

  • ¿Debe la dirección del Celta destituir a Miguel Cardoso?

Pero en la mañana ayer la desilusión sobre la situación del Celta aumentó al anunciar los servicios médicos del club que el moañés había sufrido una recaída de su lesión en el gemelo derecho que le mantendrá seguramente entre cuatro y seis semanas más fuera del equipo.

Este contratiempo no parece que modifique en principio el plan de la directiva que preside Carlos Mouriño de mantener a Cardoso en el cargo al menos durante una semana más. El equipo afronta ahora dos jornadas consecutivas fuera de casa, en tierras vascas, ante el Alavés y el Eibar.

En A Sede parecen dispuestos a tomarse con mucha más calma una segunda destitución en una misma temporada porque entienden que podría generar un mayor clima de desconcierto no solo en la plantilla sino en el entorno del equipo.

El paso de cambiar otra vez de entrenador se daría en una situación más preocupante que la actual, pues Cardoso ha sido capaz de sumar una victoria después de que el Celta cayese por primera vez en la temporada a la zona de descenso.

En ese momento, el presidente convocó una rueda de prensa para poner fin a las especulaciones sobre los posibles candidatos a sustituir a Cardoso y respaldó el trabajo del técnico de Trofa tras admitir que lo importante era que contaba con el respaldo de los jugadores y que también se tenía en cuenta que no pudiese contar con Aspas.

Después de la derrota del sábado, el preparador luso se encargó de recordar que en esta ocasión, además de la baja de Aspas, también se vio obligado a prescindir de Maxi Gómez por sanción y que Hugo Mallo se recuperó a última hora después de pasar toda la semana recuperándose de una contusión en la rodilla izquierda. "Es una agresión brutal perder a Maxi y a Iago", subrayó Cardoso antes de abandonar el estadio acompañado de su equipo técnico.

Más tarde, el club anunció que el equipo entrenaría en la mañana de ayer en A Madroa. Antes de comenzar la sesión de trabajo, Cardoso reunió a todos los jugadores en el centro del campo, con los que mantuvo una larga charla. Después se le vio dialogando con el capitán, Hugo Mallo, al que incluso pasó una mano por el hombro. El apoyo de los jugadores es decisivo en estos momentos para la continuidad de Cardoso. La excusa de la baja de Aspas también le favorece, pero la situación clasificatoria del equipo comienza a ser insostenible si no llegan las victorias.