La falta de resultados (3 puntos de 15 posibles desde el último parón de selecciones), pero sobre todo los vaivenes tácticos, con continuos cambios de dibujo sin un claro patrón de juego, la manifiesta fragilidad defensiva y la ausencia de un plan de ataque y un estilo definido han puesto en el disparadero a Antonio Mohamed solo ocho jornadas después de asumir el mando del banquillo del Celta.

El técnico argentino cuenta, de momento, con el respaldo del presidente. "Se merece tiempo para dar con el equipo ideal. Solo ha perdido un partido y la esencia de juego que queremos la podemos tener", declaró Carlos Mouriño después de que el pacato planteamiento de Mohamed frente al Getafe soliviantase a un amplio sector de la grada.

La última derrota en el Ramón Sánchez Pizjuán -en la que el equipo celeste reincidió en sus carencias y Mohamed volvió a mostrarse reservón- ha incrementado sin embargo las dudas sobre la capacidad del preparador argentino para liderar el ambicioso proyecto que el club ha puesto en sus manos. La idea del club era que el preparador argentino imprimiese carácter ganador al grupo y moldease con su propio sello el estilo vivaz y ofensivo que el Celta ha tratado de defender estos años. El propio Mouriño lo explicaba así en junio pasado al hablar de las razones que propiciaron su fichaje: "Veníamos de un entrenador que sentíamos que con él el equipo estaba un poco plano ya y teníamos que darle otro carácter. Teníamos que darle otra forma y no cambiando la forma de jugar, porque nosotros apostamos siempre por un fútbol alegre y de ataque. No era ahí el problema, pero sí en la actitud, y creemos que este entrenador nos ofrece todas las garantías para poder llegar a los jugadores y cambiar esa actitud".

Pero la situación, lejos de mejorar, ha empeorado con respecto al pasado curso. El Celta de Antonio Mohamed suma un punto menos que el de Juan Carlos Unzué a estas alturas de temporada y el obsesivo esfuerzo del técnico por reducir el elevado número de goles encajados con su predecesor apenas se ha dejado sentir. El actual equipo solo ha recibido un gol menos de los que ha marcado (12 a favor y 11 en contra), mientras que el de la pasada campaña arrojaba un saldo favorable de 5 tantos (18 marcados por 13 encajados) y presentaba (con mejores o peores prestaciones) una idea clara de juego.

Buena parte del problema, más allá de los resultados, es la inquietante sensación de inferioridad que el Celta ha transmitido en los cuatro partidos que ha disputado desde su cómodo triunfo frente al Atlético de Madrid, pero también las dificultades que Mohamed está encontrando para reactivar al equipo y la profunda diferencia entre el discurso del técnico y su plasmación sobre el terreno de juego.

"Estamos buscando nuestra identidad", ha reconocido Mohamed. La cuestión es cuánto tiempo le llevará encontrarla. Mouriño se muestra por ahora paciente, pero la deriva desde el último parón de selecciones no invita al optimismo y el argentino despierta ahora mismo más desconfianza que adhesión entre la afición. Y Balaídos puede dictar sentencia. No hay que olvidar que tres de los próximos cuatro partidos programados antes del siguiente paréntesis de la Liga van a disputarse en el estadio vigués, en su mayor parte frente a rivales situados por encima del Celta en la tabla. El primer test lo afrontará el Celta contra el Deportivo Alavés (sexto clasificado, con 14 puntos) en el duelo que abrirá la novena jornada, el próximo día 19 de octubre (viernes). Tras la visita del conjunto vitoriano, el 27 de octubre comparecerá en Balaídos el Eibar, un rival que acostumbra a dar guerra en el coliseo céltico. Este doble compromiso en casa dará paso a la visita de los celestes al Benito Villamarín (4 de noviembre) para medirse al Betis (12 puntos) y el segmento competitivo se cerrará el 11 de ese mes en el coliseo céltico frente al Real Madrid.

El gasto realizado por el club esta temporada en fichajes (26 millones en global sin contar con las cesiones de Sofiane Boufal y Junior Alonso) arroja también ciertas dudas sobre el manejo que Mohamed ha hecho de la plantilla. Aunque el propio técnico deslizó algunas carencias (se quejó, en concreto, tras perder frente al Valladolid de que no tenía extremos naturales), el presidente Mouriño ha sido concluyente al afirmar que el técnico dispone de "una muy buena selección de jugadores" con los que aspirar esta temporada a Europa.