La defensa de cinco ha sido una excepción a la regla en el Celta. Durante los años de bonanza del gran Celta europeo del cambio de siglo, el dibujo de referencia fue el 4-2-1, un esquema a la medida del talento de Alexander Mostovoi, el futbolista más representativo de aquellos tiempos. Jabo Irureta y posteriormente Víctor Fernández y Miguel Ángel Lotina repitieron con éxito esta fórmula, aunque el preparador vasco, responsable de la única clasificación del Celta para la Liga de Campeones, la alternó con un 4-3-3 (el célebre "trivote" formado por Ángel, Luccin y Giovanella) y, de forma mucho más ocasional, en determinados partidos, el técnico vasco recurrió también a la defensa de cinco.

Fernando Vázquez, el técnico que rescató al equipo del infierno y lo llevó a Europa la siguiente campaña, empezó en Segunda con un 4-1-4-1, con Borja Oubiña como único medio centro, pero en la máxima categoría recuperó el doble pivote con el vigués y el brasileño Iriney en el eje de la línea medular.

Desde el último ascenso, en el verano de 2012, el 4-3-3 ha sido el dibujo más utilizado, salvo con Paco Herrera y Abel Resino, que en la temporada de regreso a la máxima categoría apostaron mayoritariamente por jugar con un 4-4-2. Su sucesor en el banquillo, Luis Enrique Martínez, ensayó durante la pretemporada con defensa de cinco, aunque durante la competición implementó en el Celta el esquema con el que Guardiola (y posteriormente él mismo) triunfaron en el Barcelona y que, con significativos matices, utilizó también Eduardo Berizzo, que revolucionó la forma de defender del equipo con marcas individuales.

A diferencia de Mohamed, que acomoda el dibujo a las características de sus futbolistas, el Toto era más bien partidario de adaptar los jugadores al esquema, en este caso defensa de cuatro, presión alta y marcas individuales que requerían gran intensidad, solidaridad en la cobertura y a menudo largas persecuciones en la cancha. Berizzo solo abandonó temporalmente esta idea en su primer año, cuando una racha negativa de diez jornadas sin conocer la victoria le obligó a blindar el equipo atrás para detener la sangría.

Esta misma idea, la de crecer en la competición desde la firmeza defensiva, ha movido a Mohamed, que no ha dudado en renunciar, al menos de momento, a un esquema de juego más afilado confiando en que la seguridad atrás le va a proporcionar los resultados que necesita para desarrollar en el futuro un fútbol más audaz. Y el hecho de contar con una de las parejas de delanteros más fiables del campeonato parece haber reforzado la convicción del técnico de que el Celta va a perder pocos partidos, si es capaz de mantener el alto nivel defensivo exhibido contra el Levante y el Atlético de Madrid. Facundo Roncaglia, uno de los pilares de la zaga céltica, lo confirmaba después de que el equipo mantuviese frente al pujante conjunto de Diego Simeone su portería a cero: "No encajar para nosotros es fundamental porque arriba tenemos jugadores muy determinantes".

La defensa de cinco parece, en todo caso, un punto de partida, un asidero con el que manejarse que el técnico celeste ha matizado con riguroso criterio táctico en función del adversario y las necesidades del partido.

Otro sugestivo aspecto de este inicio de curso reside en la fiabilidad que el Celta ha mostrado en el juego aéreo, una de las facetas en las que el equipo vigués se ha mostrado históricamente deficitario. Y no solo esta faceta ha resultado brillante, también lo ha sido la inusitada fiabilidad con que el equipo ha resuelto las acciones de estrategia, tanto en la fase defensiva como en la ofensiva.