La marcha de Borja Fernández deja a Rubén Blanco y David Costas como últimos representantes en el club de la generación que en 2013 se proclamó subcampeona de España de la categoría juvenil. Cinco años después, el destino de los integrantes de aquella camada ha resultado diverso, alejados del foco profesional, en el esfuerzo de consolidarse o ya instalados en la élite.

El club era consciente de la brillantez del grupo dirigido por David de Dios; el mejor de la historia a nivel estadístico, por delante incluso de aquel mítico de Pepe Villar que incluía a Manolo y Quique Costas, proclamándose campeón de su grupo con 25 victorias, 4 empates, 1 derrota y 102 goles a su favor. Por eso Mouriño quiso y obtuvo la organización de la Copa de Campeones.

A Vigo acudieron las mejores promesas de la época: Kepa, Yeray y Williams en el Athletic, Moi Gómez y Nahuel en el Villarreal, Raúl de Tomas y Álvaro Medrán en el Real Madrid, Óliver Torres en el Atlético, Adamá Traoré y Samper en el Barcelona... El Celta confirmó las expectivas y realizó un excelente torneo. Tras eliminar a Real Madrid (4-1) y Villarreal (1-4), cayó en la final ante el Sevilla (2-3).

Después el Celta probaría una mudanza en bloque al filial con De Dios al timón y no funcionó. Blanco, que se había perdido la Copa por ser reclutado para el primer equipo (ejercería de héroe de la permanencia del 4,01%), no ha terminado de cuajar como titular. Costas sigue en el empeño. El Valencia pagó la cláusula por Mina. Goldar está en el Pontevedra y Thaylor, en el Basconia. Samu Araújo acaba de fichar por el Atlético B. Jordan se ha ido al Murcia. Novoa, Casas, Ferreiroa, Salgueiro, Millán, Castiñeira, Rey, Varela... Cada uno ha seguido su camino. El recuerdo de aquel mayo de 2013 los unirá siempre.