El Celta vive en esta segunda vuelta aferrado a Balaídos como a un clavo ardiendo. Lejos de su estadio, el conjunto de Unzué se ha mostrado como como un visitante incompetente. La sonrojante derrota sufrida el pasado sábado en Butarque -no tanto por el resultado como por la apocada imagen ofrecida en una jornada en la que era casi imprescindible hacerse notar- es la mejor confirmación de las grandes dificultades que, por razones incomprensibles, atraviesa el cuadro celeste desde que derrotó a la Real Sociedad en Anoeta en el primer encuentro de la segunda vuelta (2-3 ).

Desde entonces, el rendimiento del Celta como visitante ha caído en picado. El dato es contundente: seis partidos sin ganar acumulan los celestes lejos de su campo, con una aterradora racha de cinco derrotas y un empate. En otras palabras: un solo punto en el zurrón de los dieciocho que se han puesto en juego fuera de casa. En estos seis encuentros, los celestes han marcado 2 goles y recibido 11.

La caída se inició en Mendizorroza, donde el Celta llegó casi hora y media tarde al partido, y fue batido por un Alavés mucho más motivado, que se impulsó frente a los celestes para poner tierra de por medio con los puestos de descenso. La tardía reacción del equipo de Unzué, que recibió dos goles en los primeros 18 minutos y no reaccionó hasta el descuento, cuando Aspas recortó distancias en el minuto 91 para establecer el 2-1 final.

Peor le fueron las cosas al cuadro celeste en su visita el Coliséum Alfonso Pérez, donde el Getafe le endosó su primera goleada en esta Liga (3-0, con firma de Ángel, que hizo un doblete, y Molina) en un partido en el que los celestes solo dispararon dos veces contra la portería azulona.

En siguiente desplazamiento, en Montilivi, el conjunto vigués cayó por la mínima frente a un rival directo en la pugna por la séptima plaza. Una acción de pizarra primorosamente resulta por Portu bastó al Girona para conseguir una merecida victoria.

La mala racha a domicilio se prolongó de forma cruel en el estreno del Celta en el Wanda Metropolitano, donde el equipo vigués sucumbió a su falta de puntería y al talento del francés Antoine Griezmann, que lideró con dos tantos la goleada de los colchoneros, completada por el canario Vitolo, en otro partido en blanco de los celestes (3-0).

En su visita a San Mamés, un campo tradicionalmente esquivo, el Celta logró al menos sumar un empate, aunque tampoco frente a los leones, que dominaron la mayor parte del choque, fue su actuación convincente su juego. La irrupción de Brais Méndez, que se estrenó como goleador en Primera División saliendo en los últimos minutos desde el banquillo y anotó el empate en el descuento resultó determinante en el agónico punto rebañado por los celestes, que una vez más pagaron peaje por llegar tarde al encuentro.