Puede parecer corta la distancia entre la Tasca d'Or, en el Carrer de Bailèn, y el Camp Nou. La peña Blau Cel, viajera y nutrida, verá sin embargo el partido copero en su sede, por televisión. Descontentos ya hace tiempo con precios y ubicación, no habrá presencia del colectivo como tal en el coliseo azulgrana. Los que acudan por su cuenta y los que hagan guardia en la tasca compartirán la esperanza de un reto "muy difícil, casi imposible", describe el presidente, Manolo Devesa. Que añade: "Pero si algo hemos demostrado en los últimos años es que no nos arrugamos".

La Blau Cel nació en junio de 2005 al calor de aquel angustioso ascenso de Lleida, tras el marasmo del "caso Toni Moral". Celtistas de Cataluña contactaron entre sí aprovechando las incipientes redes sociales de la época, singularmente Delcelta.com. "Si aquel partido fue nuestro embrión, el foro fue nuestro útero", explica Devesa, miembro fundador.

En esos meses se fueron urdiendo los contactos que condujeron a la constitución oficial de la peña y su inscripción en el registro en marzo de 2006. Desde entonces mantiene una actividad constante. El Celta encuentra apoyo de sus adeptos en cualquier campo del Levante español al que acuda. Organizan comidas y participan en torneos con peñas de equipos como Deportivo, Alavés o Girona. "Fomentamos la fraternidad", indica Devesa. Creada por hijos de gallegos, a esa segunda generación se le han ido uniendo los recién emigrados por trabajo y estudios. Y algún celtista por elección o generación espontánea, "de los de ocho apellidos catalanes", sin ninguna relación familiar con Galicia. Cuentan con una sección en Valencia. Y algunos miembros, tras abandonar Cataluña, han mantenido el vínculo. Los hay en Suiza, Francia, Mozambique... Peña cosmopolita de 82 integrantes oficiales, aunque en retransmisiones especiales, como los derbis o la eliminatoria contra el United, la sede se les ponga a reventar.

Pese al carácter misionero, al Camp Nou no acudirán. "No nos sentimos cómodos", argumenta Devesa. Los precios desorbitados de algún partido provocaron los primeros boicots. Asistir al de Copa de mañana tiene un coste más razonable, de 30 euros. "Pero te ponen lejísimos, no ves nada. Antes había una especie de red que parecía de arrastre y acababas mareador de ver el partido a través de ella. Ahora han puesto unos cristales. Para parecer monos en el zoológico preferimos juntarnos y verlo en la sede". Algún peñista accederá al estadio pero por su cuenta, aprovechando sitios libres que dejen los socios o el carnet de algún amigo.

Así que habrá un rincón de la Diagonal vibrando por el Celta dentro del azulgranísimo Ensanche. Gente realista y a la vez ilusionada, que en los últimos años ha podido disfrutar de la victoria liguera con gol de Larrivey o del reciente empate. "Este Celta es capaz de hacerle daño a equipos más poderosos. Supongo que ellos sacarán toda la artillería, está avisados por lo que sucedió en la ida y no saldrán relajados", apunta Manolo Devesa. "Pero tendremos nuestras opciones, que pasarán por no encajar un gol rápido y mantener la tensión del resultado durante el mayor tiempo posible. Y luego, ya se sabe, en este tipo de partidos hay que intentar minimizar los errores propios y sacar el máximo rendimiento de los que puedan cometer ellos".