La presencia de Pablo Hernández en el vértice inferior del medio campo celeste mejoró ayer notablemente al equipo de Unzué, que ganó en aplomo y seguridad en la salida de la pelota. El Celta es más eficaz y menos vulnerable con el chileno, que saca el balón con criterio, destaca en la recuperación y domina con impresionante naturalidad el juego por alto. No es el más elegante sobre el terreno de juego. Su trabajo acostumbra a ser oscuro, invisible a veces pero imprecindible para sostener la arquitectura del juego, tanto en la elaboración de la jugada como en la recuperación de la pelota. Un dato refleja su importancia: el "Tucu" es uno de los jugadores que más faltas recibe de la Liga.