Todos a una para salvar la plaza de abastos

Greenpeace, Xunta y Concello se conjuran en defensa del mercado de Vilagarcía

Animan a los ciudadanos a comprar en estas instalaciones

La ONG aprovecha para combatir los plásticos que, a veces, acaban en el río O Con y la ría de Arousa

La mesa informativa instalada por Greenpeace.

La mesa informativa instalada por Greenpeace. / Noé Parga

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Toda ayuda es poca para tratar de reflotar la maltrecha plaza de abastos de Vilagarcía, en horas bajas desde hace tiempo y a expensas del cumplimiento del reglamento que obliga a los vendedores a abrir sus puestos a diario.

De ahí la importancia de iniciativas como las desplegadas ayer en la ciudad, donde a la acción habitual del Concello para tratar de fidelizar a los clientes y fomentar las compras en estas instalaciones municipales se sumó la iniciativa internacional “Quere o teu mercado”, avalada por la Xunta.

Y no solo eso, sino que tanto en la plaza como en el mercadillo ambulante que la rodea también se puso en marcha, la campaña de la organización ecologista Greenpeace para reducir el uso de plásticos.

Concienciación

Una propuesta que se hace acompañar de diferentes iniciativas con las que concienciar a la sociedad sobre la “importancia y necesidad de realizar las compras en este tipo de mercados tradicionales de proximidad”, indicaba la coordinadora de la campaña en Galicia, Mariló Ramos.

“Nuestra misión hoy aquí no es solo luchar por la reducción del plástico para evitar su impacto en el medio –reflexionaba–, sino también contribuir a poner en valor el mercado, animando a los consumidores a acudir a este tipo de instalaciones diario”.

Algo por lo que también apuesta el Concello de Vilagarcía y que ayer volvió a dejar patente con su respaldo a la campaña internacional “Quere o teu mercado”, llevada a cabo por la Consellería de Empleo, Comercio e Emigración con participación de “más de 900 profesionales de 41 mercados emplazados en 26 ayuntamientos de toda la geografía gallega”.

Entre los que se encontraban el de Vilanova, el de Vilagarcía y otros mercados arousanos en los que se repartieron bolsas y mandilones entre clientes y vendedores, con el lema de la campaña.

"Gaiteiros"

En el vilagarciano también con la presencia de un grupo de gaitas animando la mañana para “incentivar el consumo de productos frescos y de calidad”.

Como también por “poner en valor la compra de proximidad”, así como la “profesionalidad y saber hacer” de los placeros.

En definitiva, que con las propuestas desarrolladas en Arousa y los showcookings, sorteos, talleres infantiles y concursos desplegados en los demás puntos de Galicia implicados, “Quere o teu mercado” trataba de mostrar a los ciudadanos la relevancia del comercio de proximidad, también en lo que a generación de empleo y dinamización de la economía local se refiere.

Álvaro Carou

Como se indicaba al principio de esta información, en el caso vilagarciano el gobierno del alcalde Alberto Varela y el concejal de Promoción Económica, Álvaro Carou, daban así un paso más en su estrategia para revitalizar su mercado municipal de abastos.

Y lo hacían en sintonía con buena parte de los vendedores, integrados en la asociación de placeros que preside Raquel Albaladejo e igualmente dispuestos a convertir la plaza vilagarciana en un punto de encuentro, compra y consumo para vecinos y visitantes.

Entre ellos numerosos puestos de pescados, mariscos y cefalópodos que, a la postre, son el principal reclamo del mercado vilagarciano y, por tanto, una de las claves para atraer clientes.

Unos puestos, dicho sea de paso, en los que ayer se apreciaba abundancia y variedad de producto, a pesar de que las descargas en las lonjas están siendo flojas en esta época del año.

También había artículos de indudable calidad, como los berberechos “gigantes” que vendía la pescadería OCP, a 20 euros el kilo.

Junto a bogavante (32), buey de mar (10) y cigalas, éstas a 30 y 38 euros el kilo, además de centollo, almeja y otros muchos productos.

Una guerra contra los residuos plásticos

Volviendo al principio, y en relación con el papel de la delegación en Galicia de Greenpeace y su personal voluntario, hay que decir que instalaron su carpa informativa a las puertas de la plaza de abastos de Vilagarcía, aprovechando que ayer se celebraba el tradicional mercadillo ambulante.

Una cita que, como se denunció en tantas ocasiones, genera una gran cantidad de residuos plásticos, muchos de los cuales acaban en el río O Con –que atraviesa el propio mercadillo– y, posteriormente, en la ría de Arousa.

Repartieron cajas

De ahí que los integrantes de la organización conservacionista repartieran cajas entre los vendedores del mercado para animarlos a introducir en ellas el plástico sobrante, dejándolo así recogido para su posterior traslado y reciclaje.

“A veces, cuando llegan los servicios de limpieza al recinto del mercadillo resulta que los plásticos ya están en el río, camino del mar, por eso pedimos a los vendedores ambulantes y a sus clientes que se conciencien, al igual que instamos al Concello de Vilagarcía a intervenir de forma más eficiente para poner fin a estos vertidos”, esgrimen en Greenpeace.

Lo explicaban en la propia carpa informativa, donde además se repartía todo tipo de material divulgativo y se organizaron diferentes juegos.

Por ejemplo, una divertida ruleta en la que se formulaban unas sencillas preguntas a los consumidores, dándoles así la oportunidad de llevarse como premio diferentes tipos de bolsas, lógicamente hechas de material reciclado y reciclable.

“Mercados libres de plásticos”

Todo ello al abrigo de la campaña “Mercados libres de plásticos”, con la que se incide en la reducción, reutilización y recogida selectiva. Hay que tener presente, como resaltan en la organización no gubernamental, que “el plástico ya ha llegado a todos los rincones del planeta, desde el Ártico hasta la Antártida”.

Y todo debido al “insostenible modelo de consumo basado en usar y tirar productos plásticos, lo cual hace que sigan llegando al mar alrededor de 14 millones de toneladas de plástico cada año”.

Una auténtica tragedia medioambiental, teniendo en cuenta que una botella puede tardar 500 años en descomponerse y una bolsa, alrededor de 55, tal y como explican en Greenpeace.

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