El largo invierno también afecta a los pimientos de Padrón: "Uns maduran e outros non"
Hay productores que a estas alturas de mayo están recogiendo la mitad de frutos que en 2022
La cosecha terminará siendo buena, pero el grueso de la campaña empezará más tarde
Horsal envía hoy un lote a Países Bajos
Andrés Meaño, un agricultor asociado a la cooperativa Horsal, recogía hace dos años a estas alturas del mes de mayo mil kilos de pimientos tipo Padrón a la semana. Este año apenas consigue juntar entre 400 y 500.
En invernadero, el pimiento tipo Padrón se planta generalmente entre la segunda quincena de enero y la primera de febrero, y los primeros lotes llegan a las fruterías y los supermercados entre finales de abril y principios de mayo. Eso no ha cambiado este año, pero sí hay mucha menos producción debido a las bajas temperaturas de lo que va de primavera.
“La campaña va con algo de retraso por la falta de calor en este mes de mayo”, señala el gerente de Horsal, Fernando Veiga. En el caso de la cooperativa, están recogiendo ahora en torno a 6.500 kilos semanales de esta preciada verdura, cuando en 2023 ya trataban 8.500 kilos a estas alturas de mayo.
Pero hay casos de productores donde el retraso de la maduración es más acusado. Andrés Meaño, por ejemplo, estima que sus plantaciones “llevan entre tres semanas y un mes de retraso”, de ahí que ahora mismo esté recogiendo aproximadamente la mitad de pimientos que hace dos años, cuando plantó a la misma altura de enero que en 2024. Al final, la campaña presumiblemente será buena, pero el grueso de la misma empezará más tarde.
Las temperaturas suaves para la época del año, tanto diurnas como nocturnas, provocan que el pimiento no crezca lo esperado. Pero también son un caldo de cultivo favorable para la aparición de determinadas enfermedades, sobre todo cuando hay episodios de mucha humedad tras unos días relativamente calurosos, escenario que sí se dio la semana pasada. Así, se han visto algunos ataques de pulgón, si bien en términos generales el estado sanitario de la cosecha es bueno. Además, no se han visto casos relevantes de virosis o virus del bronceado, una patología que aterra a los productores de pimiento tipo Padrón y que hizo daño en O Salnés en 2019.
A 4 euros
Los más impacientes pudieron probar los primeros pimientos tipo Padrón de la temporada a mediados de abril, si bien entonces el precio era muy elevado, por encima de seis euros la bolsa en algunos puntos de venta. En estos momentos, el precio se ha moderado, y el pimiento tipo Padrón que produce Horsal puede encontrarse a una media de cuatro euros la bolsa de 400 gramos. En el caso de los agricultores, reciben de la cooperativa en torno a 5,80 euros el kilo, lo que supone entre cinco y diez céntimos más que en 2023.
A nivel comercial, Horsal ha arrancado la campaña con los mismos precios a sus clientes que el año pasado, cuando sí se había producido un pequeño incremento debido a los efectos de la inflación generalizada.
Exportación
En lo que respecta al destino del pimiento tipo Padrón que se produce en la huerta de O Salnés, en este inicio de la temporada es fundamentalmente local y nacional, ya que tampoco hay demasiada producción. No obstante, la cooperativa tiene clientes fuera a los que irá surtiendo de mercancía progresivamente. Hoy mismo, por ejemplo, está previsto que salga un primer lote de Cambados hacia Amsterdam (Países Bajos).
El pimiento tipo Padrón es una especie muy importante en el campo de O Salnés, hasta el extremo de que es la segunda por volumen de facturación en Horsal. El pasado año, la cooperativa comercializó 432.000 kilos de pimientos. La lechuga es el primer artículo por volumen de negocio (3,1 millones de unidades). Sin embargo, hay que tener en cuenta que mientras la lechuga se produce a cubierto durante todo el año, las cosechas de pimiento tipo Padrón se limitan al periodo comprendido entre mediados de abril y octubre.
Ya pasaron un otoño e invierno complicados
Los últimos ocho meses han sido muy complicados para los agricultores de O Salnés. A mediados de octubre empezó a llover, y los constantes temporales que azotaron Galicia hasta bien entrado el invierno hicieron mella en la producción de especies como las nabizas y las coles, que en el caso de Horsal se redujo hasta en un 70 por ciento con respecto a otros años con una meteorología más benigna. Los agricultores cuyas fincas están ubicadas en zonas húmedas o próximas a los ríos han sufrido especialmente, pues sus parcelas pasaron meses anegadas, con lo que no se pudo trabajar en ellas. Sucedió lo mismo en muchos terrenos al aire libre, en los que era posible entrar con tractor. Esta situación lastró toda la campaña, hasta el extremo de que hacia mediados de noviembre, los servicios técnicos de Horsal calculaban que la producción de lechuga se desplomaría más de un 30 por ciento en el último trimestre del año. Posteriormente, cuando la situación meteorológica se normalizó, se fueron recuperando los plazos perdidos.
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