Las toallas ocupan el lugar de los pélets
Las playas de la comarca vuelven a oler a crema solar
Arousanos y turistas demuestran sus ganas de verano
No es verano, ni mucho menos. Pero lo sucedido ayer sirvió para que muchos arousanos se sacudieran a gusto las humedades y el verdín acumulados después de tantos meses de frío, interminable lluvia y fuertes vientos.
Está claro que aún quedan por llegar temporales, DANAs, ciclogénesis o como quiera llamarse al mal tiempo.
Un invierno duro
Los mismos episodios –o parecidos– que durante el otoño y el invierno arrastraron sobre la orilla aquellas bolas de plástico que se hicieron famosas con el nombre de pélets y que, aunque algunos no lo quisieran reconocer, llegaron a la costa junto a ingentes cantidades de esa basura marina que la alcanza casi a diario.
Pero si es cierto que aún quedan momentos duros para quienes anhelan el verano, también lo es que, con aquello de los pélets olvidado, los bañistas han podido regresar a sus playas favoritas.
Un anticipo estival en el que no les importó apartar a un lado los restos que las marejadas empujaron sobre la orilla para colocar sus toallas sobre la arena, los pélets y microplásticos tratando de dar caza a ese sol que ayer apretó bien y algunos tanto echaban de menos.
Chiringuitos cerrados
Es verdad, igualmente, que los chiringuitos siguen cerrados. Y eso no gusta ni ayuda, en absoluto, a quienes quieren disfrutar del ambiente veraniego en todo su esplendor, lo cual significa tener un quiosco de playa cerca.
Pero al menos el caluroso finde que hoy termina permitió a muchos redescubrir sensaciones y emociones, tanto en las playas como en la terraza de los bares y los paseos marítimos.
Ayer se hicieron notar esas ganas de sol y playa en numerosas zonas de baño de la comarca, desde la fluviales o continentales –como las de Catoira y Ribadumia–, hasta las marítimas.
Y tanto en las más pequeñas y resguardadas –las cales son especialmente deseadas en estos momentos de transición meteorológica–, como en los arenales más grandes y conocidos.
De ahí el buen ambiente playero y la vuelta del olor a protector solar en Vilagarcía y en A Illa, los dos municipios que cada verano lucen arenales con banderas azules.
A Lanzada
Pero también en Vilanova se vieron arenales con bañistas, al igual que sucedió, lógicamente, en la madre de todas las playas, A Lanzada.
Este entrañable y conocido espacio natural también propició la toma de contacto con el mar a arousanos y turistas, que también los hay en esta época del año.
Algunos limitándose a tomar el sol y pasear por la orilla o los paseos de la playa grovense, mientras que otros no dudaron en darse los primeros chapuzones.
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