Karlotta, el temporal más cruel con las bateas
Los vientos huracanados causan estragos en los emparrillados de madera
Gran cantidad de viveros, bidones y vigas se fueron a la deriva
Los servicios de salvamento marítimo, en alerta
Temporales como Babet, Celine, Aline y tantos otros que sacudieron Galicia, ya fuera el pasado otoño o en lo que va de invierno, dieron mucho de qué hablar en su momento.
Pero resulta que se quedan prácticamente en agua de borrajas si se comparan con el arrollador paso de Karlotta. Muy especialmente si lo que se analizan son sus efectos en el sector bateeiro de la comunidad.
Mejillón y ostra
Tanto es así que todos los productores de mejillón y ostra consultados, así como los responsables de diferentes empresas de servicios marítimos y barcos de reparación de viveros –como el “Hércules” y el “Cuico”–, coinciden al señalar que los vientos huracanados de Karlotta han causado “verdaderos estragos” en rías como la de Arousa.
Viveros rotos o a la deriva, al igual que bidones (flotadores) sueltos y trozos de madera flotando entre aguas, son solo algunas de las consecuencias del viento y el virulento oleaje.
Todo ello riesgos potenciales para la navegación que pusieron en alerta tanto al propio sector bateeiro como al conjunto de la flota y a los servicios de salvamento marítimo.
Cuadrículas debilitadas
Unos problemas que seguirán teniendo consecuencias en los próximos días, ya que hay viveros con las cadenas y flotadores tan debilitados ya que pueden soltarse de sus muertos (fondeos) en cualquier momento.
Todo ello sin perder de vista las pérdidas directas, ya que con tan intensas corrientes y sacudidas, buena parte del mejillón acaba desprendiéndose, por lo que se quedará en el fondo del mar.
También se cae el de las bateas que se fueron a la deriva y acabaron varadas sobre afloramientos rocosos, o bien fueron recuperadas en zonas poco profundas.
Con cuerdas de doce metros de largo, poco o nada se puede hacer para evitar el desprendimiento de su mejillón cuando son arrastradas al efectuarse el remolcado de los emparrillados a través de zonas con apenas ocho metros de agua.
“Hay más daños que nunca en las bateas”, indicaban los mejilloneros que ayer se encontraban en la ría para sacar mejillón o, simplemente, evaluar las pérdidas sufridas.
Desde primera hora
Apenas había abierto la mañana y la visibilidad era mala, pero ya se observaban los desperfectos con cierta facilidad y se divisaban los primeros artefactos a la deriva, tanto en aguas de A Illa como de Vilanova, Ribeira y O Grove.
A medida que avanzaba la jornada era más que evidente un notable aumento de barcos auxiliares de acuicultura en rías como la de Arousa, y no tanto para trabajar, que también, sino para revisar las bateas y colaborar en las tareas de remolcado o reparación urgente de las que estaban en apuros.
Flotadores
Con el paso de las horas también se incrementaba la presencia de flotadores y trozos de vigas y puntones flotando en la ría, por lo que se confirmaba que “ha sido el peor temporal del invierno” y que “hay infinidad de trozos”, según indicaban bateeiros de Vilaxoán, Rianxo y Vilanova.
Los propios acuicultores hacían hincapié en que “el viento sopló con extrema dureza en Meloxo y Aguiño”, aunque también en los polígonos interiores y más resguardados de Arousa se registraron problemas.
Siguen las descargas
Mientras algunos bateeiros se afanaban en la recuperación de bateas y flotadores dañados por el temporal o arrancados de sus fondeos, otros se encargaban de realizar descargas para atender los pedidos, a pesar de que las dificultades para trabajar en el mar eran enormes, tanto el jueves como ayer.
Aún así , los barcos auxiliares de acuicultura –sobre todo los de más potencia y mayor eslora– se hicieron a la mar para continuar con el duro trabajo diario, el cual, dicho sea de paso, en esta época del año no es especialmente notorio.
Las “numerosas e importantes pérdidas” en el sector a causa de este último temporal eran confirmadas por esos bateeiros, que regresaban a tierra con mejillón en sacos, el destinado al mercado de fresco (depuradoras), o a granel, el de las “barcadas” que se despachan para el sector transformador (cocederos y conserveras).
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