¿Qué tienen que ver los delfines, la contaminación y la candidiasis?

El estudio de los mamíferos marinos puede ayudar a luchar contra los hongos hospitalarios y el deterioro de las rías

Manuel Méndez

Manuel Méndez

El Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI), con sede en O Grove, vuelve a ser protagonista, esta vez por partida doble.

Por un lado, participó en un trabajo de investigación de la comunidad científica valenciana para analizar de cerca a los delfines gallegos, tanto mulares (arroaces) como comunes (Delphinus delphis), en busca de patógenos que puedan ayudar a encontrar curas a enfermedades que afectan al ser humano.

Bruno Díaz López, de pie, con algunos de sus alumnos.   | //  FDV

Bruno Díaz López, de pie, con algunos de sus alumnos. | // FDV / Manuel Méndez

Y, por otra parte, presentó un nuevo estudio de divulgación científica en el que se hace eco de la pérdida de productividad de las rías gallegas.

"Creciente contaminación"

Empezando por esto último, el BDRI dio a conocer en una revista especializada de prestigio internacional los resultados de las investigaciones efectuadas en las rías, concluyendo que la “creciente contaminación” de sus aguas está “estrechamente relacionada con la acumulación de nutrientes”.

Si no se toman medidas, rías como la de Arousa seguirán muriéndose, también desde un punto de vista económico, ya que los nitratos no solo están afectando al medio marino, sino que su acción castiga la economía de los pueblos que directa o indirectamente viven el mar

Bruno Díaz López

— Director del BDRI

El doctor Bruno Díaz López, director del BDRI, profundiza en ello diciendo que en este informe “se relaciona claramente el impacto provocado por los contaminantes orgánicos de origen humano, como los nitratos y fosfatos procedentes de la agricultura y la ganadería”.

Tales ese impacto que “los delfines están modificando sus hábitos de comportamiento, llegando a cambiar las zonas de alimentación en función de la mayor o menor presencia de esos nutrientes de origen humano”.

Relata este doctor en Ecología por la Universidad de Burdeos que “se trata de ese tipo de impactos que no se aprecian hasta que pasa algo grave, como puede ser la alta mortandad de bivalvos que se deriva de la acumulación de ingentes cantidades de algas, las cuales, a su vez, son fruto de la proliferación de nitratos en las rías”.

Un miembro del BDRI emplea una larga pértiga y una placa de Petri para tomar muestras de la mucosidad que expulsan los delfines cuando espiran y así tratar de encontrar patógenos que ayuden a estudiar y combatir la candidiasis que afecta al ser humano.   | //  BDRI

Un miembro del BDRI emplea una larga pértiga y una placa de Petri para tomar muestras de la mucosidad que expulsan los delfines cuando espiran y así tratar de encontrar patógenos que ayuden a estudiar y combatir la candidiasis que afecta al ser humano. | // BDRI

Esto lleva a Bruno Díaz López a decir que “si no se toman medidas, rías como la de Arousa seguirán muriéndose, también desde un punto de vista económico, ya que los nitratos no solo están afectando al medio marino, sino que su acción castiga la economía de los pueblos que directa o indirectamente viven el mar”.

Lo que quiere decir es que “cuando los mariscadores se quejan de la presencia de algas que matan los bivalvos y sufren el cierre de zonas productivas porque se ven castigadas por fosfatos o nitratos deben saber que esto es solo el principio y que el deterioro irá a más”.

Fósforo y nitrógeno

El mentado estudio científico hace hincapié en que “el fósforo y el nitrógeno son los minerales más utilizados, y siguiendo la tendencia creciente del ácido fosfórico y los nitratos en Arousa, es probable que otras rías estén experimentando efectos similares de carga de nutrientes”.

Abundando en ello, resalta que “la preocupación se ve agravada por la abundancia de fosfato en la aplicación de fertilizantes y la constatación de que no existe una alternativa para estos nutrientes en la agricultura moderna ni hay métodos para evitar adecuadamente que estos nutrientes se escapen a las rías y el océano, ya sea por las escorrentías o la erosión del suelo”.

Al analizar cómo puede afectar esto a los delfines mulares o arroaces que pueblan las Rías Baixas, el BDRI reseña que su presencia es menor en las zonas con altos niveles de nitratos.

Y advierte: “Si estas zonas se vuelven inadecuadas para las presas de los delfines mulares, entonces se verán obligados a desplazarse a regiones potencialmente de mayor riesgo, es decir, aquellas con más tráfico marino y mayor esfuerzo pesquero, lo cual podría derivar en encuentros más peligrosos o conflictivos entre los delfines mulares y las actividades humanas”.

Pero el estudio en cuestión, como se apuntaba anteriormente, no solo sirve de advertencia por lo que pueda suceder a los delfines mulares y otros mamíferos marinos que, como depredadores superiores, se consideran indicadores del bienestar general del ecosistema. También es un aviso a navegantes para la población en general, tal y como destaca Bruno Díaz López.

Hospital La Fe de Valencia

El mismo que, en relación con el estudio de los delfines por parte del BDRI y la comunidad científica valenciana, aclara que, en su condición de bioindicadores, los arroaces pueden ayudar a hacer frente al mortal hongo “Candida auris”, tristemente popularizado en algunos hospitales.

Se trata de uno de esos patógenos hospitalarios que acostumbran a ser unos organismos totalmente oportunistas, pues si bien no suponen un problema de consideración para las personas sanas, sí atacan a determinados enfermos con las defensas extremadamente bajas, de ahí que la candidiasis suela actuar en los centros hospitalarios.

Pues bien, el BDRI ha colaborado con investigadores valencianos del Hospital la Fe para estudiar a los delfines, dado que en los mamíferos marinos pueden encontrarse diferentes especies de hongos que ayuden a entender la candidiasis y a encontrar el modo de combatirla.

Una larga pértiga y una placa de Petri

Para tomar muestras, que ya están siendo analizadas en Valencia, fue preciso emplear una larga pértiga y una placa de Petri, es decir, un recipiente redondo de cristal empleado en microbiología para cultivar células, observar la germinación de las semillas o examinar el comportamiento de microorganismos.

En este caso concreto lo que se hizo, en colaboración con un equipo de expertos en enfermedades humanas del laboratorio de investigación sanitaria del hospital La Fe de Valencia, fue tomar muestras del “estornudo” o soplido de los delfines.

Mucosidad

Cuando espiran, “expulsan con fuerza el aire de sus pulmones, junto con algo de mucosidad y revestimiento de las vías respiratorias que contiene una mezcla de microorganismos y restos celulares”, explican en el BDRI.

Esas mucosidades de los delfines son las que ahora están siendo analizadas por el laboratorio valenciano, concluye el equipo de Bruno Díaz, que además aprovechó el empleo de esta técnica no invasiva para adquirir información adicional sobre el comportamiento de los cetáceos de las Rías Baixas.

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El BDRI, que junto a los científicos que tiene al frente da cabida a estudiantes llegados de todo el mundo, ha seguido en lo que va de verano tanto a los delfines mulares como a los comunes, nutrias, diferentes especies de aves –sobre todo pelágicas– y, por supuesto, a las ballenas.

Y es que los grandes mamíferos marinos vuelven a veranear en la costa gallega, aunque, en el caso del BDRI se las esté estudiando menos que otros años, debido a la carencia de financiación.

En ejercicios anteriores desplegó el programa “Balaenatur”, financiado por el Gobierno de España a través de la Fundación Biodiversidad, lo cual permitió hacer un estrecho seguimiento de los grandes rorcuales, incluida la portentosa ballena azul.

Este verano es distinto, reconocen en el BDRI, pues “la falta de fondos no nos permite centrarnos tanto como otros años en los grandes cetáceos, ya que para encontrarlos hay que salir a diario mar adentro, y eso tiene un coste enorme”.

“Pero sí, las ballenas están ahí, sobre todo rorcuales comunes”, proclama Bruno Díaz, director del BDRI, donde este verano han detectado una inusual presencia de delfines comunes (Delphinus delphis) en el interior de la ría de Arousa, que es territorio de los delfines mulares (arroaces).

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