Entrevista | Juan José Expósito Chantada Costalero más longevo en la procesión de San Roque

“Por la tarde ya llevas el hombro fastidiado y parece que San Roque pesa un poco más”

A sus 66 años, Expósito acumula cerca de cuatro décadas como portador del santo

Expósito junto a la imagen de San Roque.

Expósito junto a la imagen de San Roque. / FDV

Detrás de todo lo que conlleva a la Festa da Auga y a la veneración a San Roque se encuentran voluntades tales como las de Juan José Expósito Chantada. A sus espaldas, y nunca mejor dicho, acumula más de 30 años portando la imagen del patrón de Vilagarcía con un orgullo alimentado edición tras edición.

Nacido en A Lomba, a sus 66 años, y a solo dos meses de obtener la jubilación como funcionario municipal encargado del cementerio de Rubiáns, Expósito no pone fecha a su retirada como costalero. Una faceta que le ha venido acompañando durante más de media vida y que le enorgullece con una ilusión que perdura sin perder intensidad.

– Es usted el costalero más antiguo de la procesión de San Roque. ¿Cómo empezó todo?

– Casi de casualidad. Me avisó un compañero de trabajo diciéndome que necesitaban gente para llevar al santo. Conocía a los portadores antiguos y cuando se me planteó, no lo dudé y desde entonces hasta ahora. Aún recuerdo cuando antiguamente la ropa nos la compraba el Concello. Se llevaba a la tintorería y se llevaba para la procesión de la tarde. Estamos ahora tratando de convencer a la Concejalía de Cultura para ver si para el año tenemos ropa nueva que llevamos varios años sin renovarla.

– ¿Qué es lo que siente como vilagarciano llevando la talla en medio de tanta expectación?

– Para mí es un honor llevar a San Roque y seguir haciéndolo después de tantos años. Es una sensación muy bonita el salir de la iglesia y ver a tantos miles de personas esperando ese momento. Cuando sales con San Roque por la puerta de la iglesia es impresionante. También cuando llegas a la capilla por la mañana es una locura. Este año concretamente hubo muchísima gente, no sé si fue el año que más hubo, pero sí que hubo muchísima gente. Ya por la tarde es una procesión más solemne. No tiene nada que ver con la euforia de la mañana, pero también tiene momentos muy bonitos.

– ¿Son comparables aquellas primeras procesiones con San Roque a hombros a las actuales?

– No tiene nada que ver a cuando empecé como portador. Antes se celebraba San Roque de otra manera, no estaba tan asociada a la fiesta. Era todo mucho más familiar hasta que empezó la Festa da Auga en un día de mucho calor. No había tanto lío como hay ahora.

Durante el paso con la imagena hombros.  | // NOÉ PARGA

Durante el paso con la imagen a hombros. | // NOÉ PARGA / Diego Doval

– Pues usted será de los que recuerda perfectamente como empezó la Festa da Auga.

– Claro que me acuerdo. Hacía tanto calor que fue una casualidad que la gente empezase a pedir agua hasta que cayó el primer cubo desde un balcón. Aquella cosa tan espontánea se repitió al año siguiente y la gente ya buscaba el agua donde fuese en las fuentes, bañándose en el puerto o en la playa... Ahora viene mucha juventud y mucha más gente forastera. La verdad que a raíz de que el agua se convirtió en fiesta fue cuando empezó a venir más gente.

– Usted tiene una edad, concretamente 66 años y hablamos de una imagen que tiene más de 200 kilos de peso. Usted dirá porque parece ir en contra de las leyes de la naturaleza.

– La verdad es que lo llevo bien. El peso va repartido entre cuatro personas y, si te cansas, cambias con el compañero. Estamos haciendo equipos de seis personas para poder rotar. Poco a poco también va entrando gente nueva y se trata de hacerlo lo más llevadero posible. Todo ello sin olvidarse de la responsabilidad que supone ser costalero y la importancia de la imagen que estás portando.

– Se supone que también habrá una técnica para ser un buen costalero.

– No se entrena absolutamente nada. Por la mañana es moverse un poquito de manera coordinada tratando de llevar un poco el ritmo del pasodoble “Triunfo”. Hay uno de los cuatro que va dirigiendo un poco el paso para hacerlo de manera coordinada porque de otra manera te puedes liar y que salga todo mal. Ya por la tarde es un paso más lento, más solemne y con otro sentido que nada tiene que ver con el de la mañana.

– Hay muchas personas que le encantaría poder llevar la talla. ¿Cómo funciona la selección?

– Me encargo yo, pero sueles contar con la gente que sabes que te va a responder. Es cierto que para que te lleven el santo por la mañana sobra gente, pero para bajarlo a la tarde ya no encuentras a tantos. El que lo lleva por la mañana tiene que llevarlo por la tarde. Tiene que haber compromiso real con San Roque. De nada vale hacerlo por la mañana por la fiesta y después irse a dormir por la tarde. Soy de los que creo que es a esa gente a la que hay que dar prioridad para portar el santo y hasta ahora está saliendo todo bastante bien.

El equipo de costaleros, con Expósito a la cabeza, antes de salir de la iglesia parroquial.

El equipo de costaleros, con Expósito a la cabeza, antes de salir de la iglesia parroquial. / FDV

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– ¿Cuál es más dura? ¿La procesión de la mañana o la solemne de la tarde?

– Por la tarde ya llevas el hombro fastidiado y parece que San Roque pesa más. Además, la procesión por la tarde lleva 35 minutos y por la mañana la mitad más o menos. Incluso al hacer la procesión entre tanta gente parece que todo se hace más corto.

– Entre tantas ediciones como portador habrá más de una anécdota que recuerde.

– Son tantos años y tantas situaciones... Me acuerdo un año, cuando salíamos de la iglesia, que se nos rompió la listón de madera. Desde entonces se recubrió con metal y pesa mucho más. Es que lo que pesa es el ande, porque el santo no pesa prácticamente nada. También hubo un año, cuando aún se pasaba por la Plaza de Galicia, trajeran una banda de música de Portugal que no sabía el camino y atajó por la Plaza de la Independencia con todo el mundo esperando en Plaza de Galicia esperando. Cuando se enteraron que el santo ya estaba en la capilla vaya lío. Aquella procesión solo duró 6 minutos. Otro año no había ni banda de música y se sustituyó por unos altavoces y fue un despropósito, pero la sacamos adelante. También me acuerdo de aquella tradición que teníamos de ir a comer el día de San Roque a la antigua Pulpería Mesejo cuando aún había comisión de fiestas. Son muchos momentos que quedan para siempre.

– ¿Qué opinión tiene de la Festa da Auga?

– La veo bien. Es una fiesta que atrae mucha gente a Vilagarcía. Los restaurantes trabajan mucho y hay que darle vida al pueblo.

– ¿Y hasta cuando seguiremos como costalero?

– De momento el año que viene, si Dios quiere y San Roque me acompaña.

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