Dada su estratégica ubicación geográfica y el entorno privilegiado que ofrece esta localidad a las aves, tanto a las que realizan sus movimientos migracionales de primavera y otoño como para las pelágicas, era cuestión de tiempo que O Grove apareciera entre los municipios gallegos con algún caso de gripe aviar.

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A estas alturas son diez, todos ellos referidos a la incidencia de la enfermedad entre la población de una especie pelágica tan popular y conocida como el alcatraz atlántico o común (Morus bassanus).

Entre esa decena de casos confirmada por la Consellería de Medio Rural se encuentra un ejemplar que acaba de ser localizado en la playa de Raeiros, situada en la costa atlántica que va desde A Lanzada hacia San Vicente do Mar.

Es uno de los tres últimos individuos enfermos que fueron recogidos y trasladados un centro de recuperación, junto a los localizados en la playa de Razo (Carballo) y el puerto de Cabanas (Muros).

La Xunta ya comunicó estas diez incidencias al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a través de la Red de Alerta Sanitaria Veterinaria.

Ahora lo comunica también a la opinión pública, a título informativo y para evitar que se genere alarma.

Lo hace incidiendo en que es “un ave marina que nidifica en el Atlántico norte, formando colonias de varios miles de parejas”, y que son los ejemplares jóvenes los que migran hacia el sur, para alcanzar aguas subtropicales o tropicales en el Oeste de África, sobre todo en Mauritania y el Golfo de Guinea.

Un alcatraz juvenil en pleno “picado” de caza. | // JUAN DIÉGUEZ / CHASULA

Es al hacer esos desplazamientos cuando pasan sobre la costa gallega, llegando a detenerse para alimentarse y descansar, pero siempre mar adentro, por lo que apenas tienen presencia en tierra firme.

De ahí que su seguimiento en la costa atlántica de O Grove y el conjunto de las Rías Baixas se lleve a cabo a través de programas como el Chasula Birds, a bordo del pesquero rehabilitado como barco de naturaleza “Chasula”.

Sale a esto a relucir porque, como se indicó en FARO hace semanas, los expertos ornitólogos que viajan a bordo en sus expediciones ya detectaron en alguna de ellas una preocupante disminución de alcatraces, de ahí que empezaran a barajar la posibilidad de que tal circunstancia esté directamente relacionada con la influenza aviar.

Y parece que llevaban razón, a tenor del aumento de casos comunicados por la Consellería de Medio Rural.

El mismo departamento en el que confirman que en las zonas del Atlántico Norte que son residencia del alcatraz “las autoridades veterinarias están notificando numerosos casos de Influenza Aviar de Alta Patogenicidad (IAAP) en esta especie”, siendo ese el “posible origen de los casos detectados ahora en Galicia, relacionados con la migración anual de estas aves hacia el sur” para pasar el invierno.

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Diario de a bordo en el "Chasula": aves pelágicas, delfines y ballenas azules Manuel Méndez

Dicho lo cual, y si bien el riesgo para las aves de corral y los humanos es bajo, o incluso inexistente, Medio Rural incide en la necesidad de reforzar las medidas de bioseguridad en las explotaciones avícolas, sean comerciales o particulares, para evitar el contacto de gallinas, patos y demás especies de corral con las aves silvestres.

A bordo del “Chasula” ya se veía venir

Las expediciones de la firma Iniciativas Tradicionales Marítimas (Intramar) al abrigo del programa Chasula Birds permiten disfrutar con frecuencia de numerosas e importantes aves pelágicas que se alimentan a unas nueve millas de la isla de Sálvora.

Tras uno de sus viajes a bordo del barco “Chasula”, el biólogo y consultor ambiental Xabier Vázquez Pumariño, de Birding Galicia (Birding.gal), ya advertía de que llama la atención el bajo número de alcatraces y de págalo grande, para añadir que “quizás la gripe aviar sea la explicación”.

A modo de ejemplo indicaba que en una de las expediciones del “Chasula” solo se avistaron 24 ejemplares de alcatraz atlántico, cuando en otras ocasiones se contaban por cientos, sobre todo cuando formaban grandes bandadas para lanzarse al agua desde una gran altura, y luciéndose en sus característicos picados, en busca de su presas.