Hace días se explicaba en FARO DE VIGO que los ornitólogos habían detectado una preocupante presencia de alcatraces en la costa de las Rías Baixas, y advertían de la posibilidad de que su ausencia pudiera estar relacionada con la gripe aviar.

Ahora la Xunta confirma la localización de dos ejemplares de esta especie afectados por esta enfermedad que tuvieron que ser sacrificados, junto a una veintena de aves más.

Ni que decir tiene que esta circunstancia obliga a extremar las precauciones, sobre todo ahora que se avecina el masivo movimiento migracional que realizan cada otoño las aves.

De ahí que en Galicia se espere a un gran número de ejemplares que abandonan sus zonas de cría en los países del norte para pasar el invierno en esta comunidad, otros puntos de España o África.

Un alcatraz atlántico en pleno vuelo. XABIER V. PUMARIÑO-CHASULA

O Grove

Uno de sus destinos, ya sea para quedarse a pasar el invierno o detenerse a reponer fuerzas antes de seguir viaje, es O Grove, de ahí que el Servicio Municipal de Emergencias de esta localidad se haga eco del anuncio realizado por la Xunta sobre la detección de dos casos de gripe aviar en Galicia, como son los dos individuos de alcatraz atlántico aludidos.

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Diario de a bordo en el "Chasula": aves pelágicas, delfines y ballenas azules Manuel Méndez

Desde este departamento piden a los ciudadanos que se encuentran en O Grove que si localizan a un ave herida o enferma no la manipulen y avisen inmediatamente a sus efectivos, a través del teléfono 986 732 255.

Emergencias se encargan

“Nosotros nos encargaremos de hacer las gestiones pertinentes para a su recogida”, indica Emergencias O Grove, al tiempo que pide calma por no existir riesgo para las personas.

En relación con esto, la Xunta esgrime que “no hay constancia de que el subtipo de virus que durante lo último año está afectando a Europa tenga capacidad para transmitirse a las personas”.

En cualquier caso “se recomienda minimizar el contacto innecesario con las aves que muestren signos clínicos de enfermedad o se encuentren muertas en el campo, usando medidas de protección en caso de ser necesario recogerlas”.

A lo que añade que “este virus no puede ser transmitido al hombre a través de carne de aves cocinada, huevos o productos derivados”.

Sea como fuere, aunque las afectadas por la influenza aviar sean especies que no se aproximan normalmente a la costa, la Consellería de Medio Rural pide que se refuercen las medidas de bioseguridad en las explotaciones avícolas, tratando evitar el contacto de las aves de corral con las silvestres.

Especie pelágica

En relación con esto y el movimiento migracional que obliga a mantener la guardia en localidades como la meca, las Consellerías de Medio Ambiente y Medio Rural detallan que el alcatraz atlántico es una de las especies que nidifican en el Atlántico Norte, formando colonias de varios miles de parejas. Sobre todo en las Islas Británicas, que acogen aproximadamente el 60% de la población mundial.

Tras la época de cría la mayoría de los individuos adultos pasan el invierno alrededor de esas colonias que ocupan en verano. Pero los jóvenes migran hacia el Sur y alcanzan el Oeste de África.

En consecuencia, “se trata de una especie marina pelágica”, es decir, “que apenas se aproxima a la costa, salvo para anidar, atravesando en esta época del año las costas de la Península Ibérica” al abrigo del paso migratorio otoñal o postnupcial en dirección a Mauritania y el Golfo de Guinea.

Alimento en abundancia frente a las Rías Baixas

Es durante ese recorrido, cuando se alimentan en grupos de cientos de individuos frente a la costa de las Rías Baixas, mientras vuelan hacia el Sur, cuando los alcatraces son detectados y observados bien de cerca gracias a proyectos como el de Iniciativas Tradicionales Marítimas (Intramar) a bordo del pesquero reconvertido en aula de naturaleza flotante “Chasula”.

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De ruta a bordo del "Chasula" Faro de Vigo

Fue precisamente su tripulación la que hace dos semanas empezó a alertar de la escasez de alcatraces, preguntándose si podía la influenza aviar haber provocado un descenso en sus poblaciones frente a las Rías Baixas.

Ornitólogos, estudiosos de los mamíferos marinos y amantes de la naturaleza en general que visitan con frecuencia la rica y gran zona de alimentación situada frente a la boca de Arousa, Pontevedra y Vigo reflexionaban en voz alta sobre la situación que atraviesan tales especies.

Cormoranes y una gaviota en uno de sus posaderos favoritos de la ría.

Cormoranes y una gaviota en uno de sus posaderos favoritos de la ría. Xabier V. Puñariño

Ya se decía entonces en el decano de la prensa naciolal que resulta paradójico que parezca haberse reducido drásticamente el número de alcatraces y págalos grandes mientras aumenta el de otras especies de aves y cetáceos en la zona.

Así lo plantean, por ejemplo, los expertos que suelen viajar a bordo del barco escuela “Chasula” al amparo del programa Chasula Birds y la empresa Iniciativas Tradicionales Marítimas (Intramar).

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“Chasula”, un aula flotante que no defrauda

Lo hacían tras realizar una salida en busca de aves pelágicas en la que sorprendió, precisamente, la ausencia de tales especies.

“Llama la atención el bajo número de alcatraces y de págalos grande”, explican quienes estaban a bordo, entre ellos Xabier Vázquez Pumariño, de Birding Galicia (Birding.gal).

Una de las imágenes de la última expedición.

Una de las imágenes de la última expedición. Xabier V. Pumariño / Birding.gal

Este activista del ecologismo, biólogo y consultor ambiental en España y América Latina sugiere que “quizás la gripe aviar sea la explicación”, antes de aclarar que en esa expedición del “Chasula” citada se vieron 24 ejemplares de alcatraz atlántico –en otras ocasiones se contaban por cientos– y solo un págalo grande.

La fotografía de naturaleza cobra un significado especial a bordo del "Chasula". Xabier Vázquez Pumariño / Birding.gal

Lo que sí se encontraron, tanto este ornitólogo –que trabaja en la conservación de especies amenazadas– como quienes lo acompañaban en cubierta, fue alrededor de 1.500 gaviotas, entre patiamarillas (la especie más abundante), sombrías (300), reidoras (217), cabecinegras (3) y la siempre llamativa gaviota de Sabine (46).

Desde el barco que patronea Isidro Mariño también se localizaron págalos como el parásito (10) y el pomarino (6), junto a cuatro gaviones atlánticos y otros tantos ejemplares de fumarel común.

Un alcatraz juvenil en plena pesca. Chasula

El charrán común (24 individuos), el patinegro (5), paíño de Wilson (7), paíño europeo (10), cormorán grande (19) y cormorán moñudo (514) fueron otras especies localizadas en la última expedición pelágica llevada a cabo por el “Chasula”.

La misma en la que, como se decía al principio, es posible localizar especies en situación crítica, como la pardela balear, esta vez con dos individuos, y sus “primas” la pardela cenicienta (19) y la capirotada (49).

Todo ello sin olvidar aves habituales en el interior de la ría de Arousa y sus posaderos de las bateas tales como el ostrero euroasiático, el vuelvepiedras común, andarríos chico o el archibebe.

Pasión por la fotografía

Los amantes de la naturaleza que son también aficionados a la fotografía, encuentran a bordo del “Chasula” una plataforma privilegiada para observar aves e inmortalizarlas con sus cámaras.

Alcas, págalos, cormoranes y gaviotas son solo algunas de las especies que pueden localizarse, dando como resultado instantáneas como las tomadas por Xabier Vázquez Pumariño, de Birding.gal, uno de los conservacionistas habituales en las expediciones pelágicas.

Al margen de la observación de aves, la singladura de hace un par de semanas en el aula flotante de la naturaleza que es el “Chasula” se completó con el avistamiento de delfines comunes y mulares, al igual que con un almuerzo a bordo a base de guiso de pulpo, como siempre elaborado por el propio patrón de la nave.