El día grande de la celebración de Santa Marta se convirtió en una vuelta al pasado. A los buenos recuerdos de un evento que siempre reunió a devotos de lo gastronómico y de lo religioso. Ayer, tras dos años de obligado receso, las inmediaciones del puente de Os Padriños fue todo un hervidero de visitantes, pese a que las previsiones de la comisión de fiestas venían marcadas por la cautela.
Victoria Roma, presidenta del colectivo organizador, no dudaba ayer al afirmar que “hay mucha más gente de la que esperábamos. Pese al calor que hace y que hay fiestas en Cambados, estamos muy contentas de toda la actividad que estamos teniendo”.
Como no podía ser menos, el pulpo fue el elemento estrella. Hasta cuatro puntos de venta se instalaron en el lugar para servir una cantidad ingente de raciones en medio de la aprobación general.
La música de gaitas advirtió de la jornada festiva desde primera hora de la mañana con el grupo Faíscas como protagonista. Las misas se fueron sucediendo desde las ocho de la mañana para terminar a la una y ceder todo el protagonismo a las carpas de degustación.
Las sobremesas largas se alternaron con las cortas de aquellos que pronto emprendieron camino hacia las playas. Fue a medida que avanzó la tarde cuando las familias fueron convirtiéndose en mayoría en la zona de atracciones, hasta que a las 20.00 horas se celebró la procesión posterior a la misa cantada que hoy y mañana se repetirá a la misma hora con la Banda de Música de Ribadumia animando el paso. Las verbenas, al igual que ayer, servirán de colofón a las dos jornadas que le restan a las fiestas.