El inspector Pelayo Gayol se convirtió por méritos propios en la imagen más carismática de una de las unidades de élite de mayor exigencia de la Policía Nacional, el Grupo Especial de Operaciones (GEO), que interviene en situaciones de riesgo extremo. Esta semana estuvo en O Salnés para participar en la desarticulación de la banda de supuestos “narcolancheros” encabezada por el grovense Francisco Javier Otero Magdalena, El Rubio, que ya está en prisión.
La presencia del inspector Pelayo Gayol en la operación contra los supuestos narcolancheros de O Salnés evidenciaba el desarrollo de un asunto de calado pues los GEO tan solo se desplazan cuando es precisa la actuación de una unidad de élite como la suya.
La acción se llevó a cabo a mediados de semana en varias localidades de O Salnés, Caldas y O Morrazo, pero también en el norte de Portugal, con las ciudades de Braga y Áncora como epicentros geográficos de la organización liderada supuestamente por el grovense Francisco Javier Otero Magdalena, alias El Rubio.
Más de cien agentes participaron en esta misión que supuso la detención de 19 personas, de las que nueve recibieron orden de ingreso en prisión por los supuestos delitos de contrabando y contra la salud pública.
Y entre los integrantes de ese amplio dispositivo, quien no pasó desapercibido fue precisamente el inspector Pelayo Gayol, conocido en toda España por participar en la serie documental “Geo, más allá del límite”, emitida en Amazon, y en la que se explican las duras y a veces imposibles condiciones físicas y psíquicas exigidas a los policías que quieren formar parte de este grupo operativo especial.
Gayol acaba de regresar de Kiev tras encomendársele, junto a otros nueve GEO, la misión Prusia para proteger a la embajada española y proporcionar seguridad a los dos convoyes durante la primera salida de españoles de Ucrania en febrero.
Pero también tuvo un papel muy relevante Gayol en otras complicadas misiones; de hecho fue claro protagonista en la investigación de los atentados del 11-M en Madrid, corriendo riesgo su vida al enfrentarse a los terroristas y presenciar incluso la muerte de uno de sus compañeros.
Verle frente a la nave de Tremoedo este pasado miércoles, a cara descubierta, fue una auténtica demostración de la importancia de la desarticulación del grupo dedicado a construir lanchas ilegales, para el presunto transporte de hachís.
