El yacimiento de "Igrexa Vella" en Santa Comba de Louro (Valga) es uno de los considerados como singulares de Galicia al documentarse en él una ocupación humana que comienza en el siglo IV después de Cristo, durante la época romana, para convertirse en el siglo V en un edificio religioso que mantiene dicha función hasta el siglo XVIII. En ese momento, se desmantela esta iglesia para trasladarla al lugar que ocupa actualmente, reaprovechando la piedra, sobre todo perpiaños y el enlosado para el nuevo templo. Las excavaciones no permitieron definir la función del primer asentamiento, aunque se intuye que se trataba de un pequeño complejo de viviendas pues se localizó un horno de fundición que puso ser usado por los moradores.