Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¿Amistades peligrosas o exceso de ambición?

Varela era una prometedora abogada, pero acabó vencida en las marañas del narcotráfico

Ficha de la arousana en la Europol. // Cedida

María Tania Varela Otero estaba llamada a triunfar en la carrera judicial. Su puesto al frente del CIM de Cambados podía ser una magnífica catapulta profesional, y ella era extrovertida y trabajadora. Pero tal vez aquel puesto no saciaba su ambición.

A mediados de la década pasada cruzó la línea que separa la defensa de los narcos de la participación en sus turbios negocios. Y su pasado como auxiliadora de víctimas de malos tratos multiplicó infinitamente su fama cuando la policía la detuvo y la vinculó con Pérez Lago, uno de los hombres llamados a suplir el vacío dejado por Sito Miñanco, Manuel Charlín o Laureano Oubiña.

Pero ni siquiera el mal trago de verse ante los policías y los jueces sin toga, y con las manos esposadas, y de dar después con sus huesos en la cárcel le sirvió de escarmiento. Siguió como abogada otros asuntos turbios -el secuestro del arousano Román Santiago o la operación "Pipol", en Asturias-, e inició una relación sentimental con otro letrado conocedor de los clanes de la droga.

Su fama se acrecentó cuando en 2008 presenció el asesinato de su novio, y se agigantó aún un poco más con su enésima huida de los focos públicos. De hecho, era la única mujer de la lista de 70 fugitivos más buscados de la Europol. Una lista en la que solo hay otro gallego, el carpintero vigués José Manuel Martínez Costas, líder de la trama de facturas falsas de Las 5 Jotas.

Compartir el artículo

stats