MANUEL MÉNDEZ | O GROVE

"Miguel libérate". Esto es lo que dijo Bárbara al grovense Miguel Vilas cuando la primera salió de la casa de Guadalix en la edición 17 del reality televisivo Gran Hermano. Y ni corto ni perezoso el joven modelo meco reunió a sus compañeros -unos más que otros- y se sacó un gran peso de encima desvelando el gran secreto que algunos ya conocían o intuían: su calvicie.

"Desde pequeñito siempre me dijeron que era una persona diferente y tuve que currármelo mucho para ser quien quería ser y cumplir unos requisitos que iba modificando para alcanzar esa perfección", dijo el grovense a sus compañeros antes de descubrir su gran secreto y empezar a recibir todo tipo de muestras de cariño.

Entre lágrimas, besos y abrazos, que no pueden faltar en el menú diario de este popular programa de Telecinco, el grovense se levantó el postizo y dejó al descubierto su despejada frente, mostrándose así como el hombre que realmente es, o quizás como el chico que no pudo o no quiso ser.

Pero Miguel es, no cabe duda, un ser humano; un personaje de carne y hueso que no deja indiferente a nadie y que en realidad esconde su aspecto físico y su inseguridad emocional bajo los aires de grandeza de ese otro personaje de revista que hace un par de meses pasó a formar parte de esta edición del reality.

¿O será que el Miguel de verdad es el que luce con soltura su peluquín y no el que solloza mirándose al espejo?.

Sea de un modo u otro no hay duda de que este personaje da pie a todo tipo de reflexiones, y mucho más ahora, cuando sus propios "hermanos" de Guadalix se hacen a la idea de que aquel chico que entró en la casa con aires de grandeza no tiene nada que ver con ese otro que ya no tiene secretos que esconder, al menos aparentemente.

El público, que a la postre es el destinatario de todo cuanto se cuece en este ya veterano reality, ya conocía desde el principio el secreto del peluquín.

Pero ahora se abre un escenario completamente nuevo y los telespectadores podrán sacar conclusiones diferentes, pues no solo ha cambiado y va a cambiar el comportamiento del propio Miguel, sino que también va a modificarse la actitud de algunos de sus colegas.

Hace apenas dos meses Miguel se presentaba como "transgresor, imaginativo, empático, egocéntrico, enérgico, seguro, echado para adelante, paciente y con desparpajo", antes de manifestar que es "un chico de mentira" al que le gusta "jugar con la ilusión óptica de las personas".

Ahora, con la cabeza ya bien descubierta y sin poder evitar las lágrimas que ya dejó caer en más de una ocasión en la intimidad de Guadalix, el grovense se muestra mucho más humilde y, desde luego, más inseguro y vulnerable, por lo que cabe preguntarse si eso es un handicap o un punto a favor en un programa de estas características.

Lo que está claro es que Miguel sigue protagonizando algunos de los mejores momentos del programa. Fue él quien a mediados de septiembre declaró: "La belleza me da poder y si no tengo belleza sé que no estaré al cien por ciento". Como también fue quien bromeó con el estreñimiento de Bárbara preguntándole "¿cómo se va a llamar el niño?", el que desveló que su padre "está en un centro psiquiátrico" y el que se autocoronó como "patrón de la belleza" antes de manifestar: "Mi familia no sabe mi condición sexual, es bonito darte cuenta de quién eres".