MANUEL MÉNDEZ | O GROVE

Miguel Vilas ha empezado a sincerarse. Y puede ser porque de verdad necesita mostrarse como realmente es -al menos ese es su argumento- o bien porque está nominado para abandonar Gran Hermano, y no cabe duda de que descubrir ahora su gran secreto también puede ser una baza que le ayude a permanecer en la casa de Guadalix.

Sea cual sea la razón que lo mueve, el grovense se ha decidido por fin a dar el paso de descubrir su calvicie, que ya había mostrado a los espectadores del programa de Telecinco cuando se convirtió en el primer concursante de este Gran Hermano 17.

Pero la avanzada alopecia del concursante gallego siguió siendo un secreto para sus compañeros, aunque algunos llevan días desconfiando de la escasez de pelo del meco.

Secreto hasta ayer, pues se lo confesó a Clara, convertida así en su gran confidente y la única concursante del concurso que por ahora parece mostrarle verdadero aprecio, casi amor. La eligió porque viven "algo muy bonito", pues "solo con la mirada sabemos qué pensamos y qué queremos decirnos".

Esta madrileña de 24 años, que se considera "alegre, simpática, extrovertida, sincera, inquieta y algo rara", además de "adicta al trabajo" y apasionada de los zapatos de tacón, se encerró en el cuarto de lavandería con Miguel después de que en días previos le explicara que la había elegido a ella para contarle un gran secreto.

Hasta que llegó ese momento la joven madrileña que se presentó al certamen de Miss España y logró el premio de Miss Simpatía vivió sumida en la incertidumbre y la desconfianza, hasta el extremo de pensar que su compañero gallego era "un travesti que por las noches se llama Encarna".

Pero no era eso, ni mucho menos. "Me oculto en una persona que no soy y tengo necesidad de salir", relataba Miguel Vilas en el confesionario de Guadalix antes de dar el paso definitivo.

Cuando por fin se decidió confesó a Clara, ya en los aseos, que el chico que iba a conocer "es quien soy yo de verdad, pues conoces una parte de mi que no me gusta; quiero que conozcas la que sí me gusta".

En ese instante, mientras se rociaba con espray para quitarse el postizo, rompió a llorar ante una Clara que, desconcertada e intrigada, no dejaba de animarlo y tranquilizarlo.

"Luché por ser quién soy gracias a cambiar estéticamente", confesaba Miguel antes de señalar que no quiere que la gente lo conozca calvo y con un aspecto totalmente diferente al habitual "porque me hace más débil". "No tengas miedo; tranquilo, que estoy aquí contigo", insistía ella mientras le daba ánimos.

Fue en ese instante cuando dejó totalmente "despejada" la parte superior de su cabeza, ya que solo tiene pelo por los laterales de la misma, mientras que Clara, aparentemente tranquila, sin sorprenderse en exceso por lo que estaba presenciando, reaccionaba de inmediato para abrazarlo, besarlo y susurrarle: "Estás igual de guapo".

Cuando estaban fundidos en un gran abrazo el grovense le preguntó: "¿Me vas a querer igual?" A lo que ella, sin dudarlo, contestó: "Por supuesto, una cosa es tu oficio y otra es tu vida personal, lo que pasa es que has confundido y mezclado; sigues siendo Miguel, y lo seguirás siendo siempre".

No cabe duda de que se trataba de un emotivo momento, el cual adquirió de pronto una importante dosis de suspense e intriga que, sin duda, agradaría a los más fieles seguidores de este reality.

Fue cuando el íntimo momento de confidencias entre Clara y Miguel resultó bruscamente interrumpido por Pablo, otro de los concursantes nominados, quien se empeñó en entrar en la lavandería para recoger unos calcetines, a pesar de que tanto la madrileña y el grovense trataron de disuadirlo y le pidieron que se fuera durante unos minutos.

Pero el zamorano de 21 años que presume de hacer gofres y se confiesa "impulsivo y cabezón" hizo gala de estas cualidades y se mantuvo firme en la búsqueda de sus calcetines. Y "por los pelos", nunca mejor dicho, Pablo no descubrió el secreto del concursante grovense, ya que Clara estuvo hábil y Miguel se había colocado justo a tiempo su nuevo postizo, éste más largo y un poco más claro que el anterior.

Superado el momento emotivo y la intromisión de Pablo, que se negó a respetar los deseos de sus compañeros de casa, Miguel y Clara empezaron a preocuparse por lo que puede ocurrir a partir de ahora, una vez repuesto el peluquín.

"Diré que te he ayudado, pero no cuela que yo no sepa peinar un puto pelo y que te hiciera unas mechas así", advirtió la joven madrileña a su amigo gallego.

Pero claro, no va a ser fácil, sobre todo porque, como queda dicho, algunos desconfían desde hace días del secreto de Miguel.

"Llevan varios días sospechando que su flequillo no es verdadero y muchos son los comentarios sobre su pelo que surgen casi diariamente", explican en Telecinco.

Pero es lógico, pues Bea pudo ver su vídeo de presentación antes de entrar en la casa de Guadalix de la Sierra y "no se corta a la hora de hablar delante de todos sobre el peluquín de su compañero; no sabemos cuándo se destapará la verdad, pero parece que el pelazo de Miguel tiene los días contados".