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La propietaria de la vivienda amenazada de derribo por la APLU en San Miguel va a recurrir la decisión

Gañemos alerta sobre la existencia de más casos en el municipio y lamenta que el Concello no actúe en defensa de los vecinos -La casa se encuentra en zona rústica y ha tratado de ser legalizada

Recurrir. Esa es la única opción que le queda a una vecina de San Miguel de Deiro, en Vilanova de Arousa, cuya vivienda está amenazada de derribo por parte de la Axencia de Protección da Legalidade Urbanística (APLU). La propietaria de esta casa ha contactado con un letrado para frenar un desahucio que la dejarían a ella y a tres niños, de 14, 9 y 6 años, en la calle.

El calvario para la familia comenzó hace 16 años, cuando la mujer comenzó a construir la vivienda sobre un pequeño galpón en la zona de San Miguel de Deiro, situado en terreno catalogado como rústico, pero con más viviendas en sus inmediaciones. Muy pronto comenzó a recibir sanciones económicas, por lo que buscó todas las maneras posibles para una solución que le permitiese continuar en su casa, una edificación de 92 metros cuadrados distribuidos entre un bajo y el bajocubierta.

Los constantes cambios en la Lei do Solo dificultaron sobremanera ese objetivo, a lo que se sumó el fracaso del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) de Vilanova, paralizado en época del bipartito por el excesivo crecimiento de los núcleos rurales y que nunca se ha recuperado su tramitación. "Incluso llegamos a adquirir los terrenos circundantes para sumar los más de 4.000 metros cuadrados para poder edificar en zona rústica, pero sin éxito".

Esos esfuerzos por legalizar la edificación solo consiguieron, paradójicamente, salvar los inmuebles anexos, pero la vivienda principal ha entrado en la última fase del expediente y la APLU ya ha sacado a concurso su demolición, por un importe de 72.000 euros, a los que la vecina de Vilanova no va a hacer frente, ya que "antes buscaré la fórmula para demolerla yo". Esa cifra sería excesiva para una persona que ya acumula un pago de sanciones de más de 42.000 euros durante todos estos años.

Lamenta la propietaria que "cuando comencé a construir la casa, desde el Concello no se me advirtió de lo que podía ocurrir, e incluso, llevo pagando todos estos años tasas como el IBI o la basura", además de contar con todos los servicios en la zona, pero "al estar situada a 62 metros del núcleo rural, se nos ha venido todo esto encima".

Fuera de las vías que da la administración, la propietaria llegó a remitirle una carta a la Reina Sofía en la que le explicaba, de forma pormenorizada, la situación en la que se encontraba su familia, llegando la anterior reina a interesarse por la cuestión y responderle a la misiva dándole ánimos para continuar en la lucha.

Noches de insomnio, preocupaciones y hasta enfermedades -un familiar directo se encuentra hospitalizado desde que se publicó el anuncio de demolición en el Diario Oficial de Galicia- son solo algunas de las afectaciones con las que ha tenido que convivir en los últimos 16 años. "Es muy duro tener que explicarle esto a mis hijos, sobre todo, viendo que la casa no está encima del mar, no molesta a nadie y está rodeada de viviendas, pero las administraciones se niegan a buscar una solución", explica.

La única alegría que se ha encontrado en todo este tiempo ha sido el respaldo de vecinos, a los que, tras el anuncio en el DOG de la licitación del derribo se ha unido la formación Gañemos Vilanova, que ayer emitía un comunicado en el que alertaba de que "una familia de este municipio se ve obligada a explicarle a sus tres hijos que, en cualquier momento, tendrán que abandonar la casa en la que viven para que sea derribada".

Desde la formación que lidera Elena Cores se apunta que éste no es el único caso de este tipo que existe en el Concello y responsabiliza al grupo de gobierno de la situación por "no dotar cuanto antes a Vilanova de un planeamiento urbanístico, que no permita la discriminación y que no dé lugar a errores, para acabar con la angustia y la incertidumbre en la que viven algunos vecinos". La formación invita a todos los afectados por una circunstancia similar a que se unan para hacer fuerza, ya que "trabajando juntos, podrían hacer valer sus derechos", emplazándoles a crear una asociación, a la que están dispuestos a ofrecer todo el asesoramiento que se encuentre en su mano y a servir de nexo.

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