El estado de los mosaicos de la Alameda y la Baldosa vilagarciana es ruinógeno. El aspecto lamentable del que se encuentra detrás del quiosco, obra de Victor Rua, es quizás el más paradigmático pues está totalmente destrozado por el paso sobre los mismos e incluso como consecuencia del a veces transito de coches y camiones.

La colocación de "mosaicos" en los suelos de distintas calles céntricas de Vilagarcía se produjo en el año 1993, hace por tanto casi veinte años, pero desde aquella no ha habido ninguna labor de mantenimiento o de reposición de los mismos.

Los vecinos han criticado en muchas ocasiones este abanodono absoluto de los trabajos, pues consideran que se perjudica la imagen general de la ciudad.

También llama la atención que ni siquiera los artistas que han participado en la obra hayan presentado nunca una queja por el descuido municipal.